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Reportaje:

Solo el fútbol resiste en Vallecas

Los jugadores del Rayo no cobran, en la ciudad deportiva hay deudas por la luz y el agua y técnicos de la cantera se marchan debido a los impagos por la crisis de Nueva Rumasa

Eleonora Giovio

"Nosotros somos los primeros que no cogeríamos dinero de la gente humilde que viene a animarnos. Los jugadores tienen recursos de sus familias para salir adelante", dijo José Ramón Sandoval, el entrenador del Rayo Vallecano, líder de la Segunda División, el pasado miércoles. Se refería a la iniciativa de un grupo de aficionados, que está recaudando dinero a través de la venta de camisetas (Equipo y afición, unidos por un sentimiento, dice el lema) y de una cuenta bancaria (Fila 0) creada por ellos mismos.

"Es dinero para las primeras necesidades, como el pago a empleados y oficinistas o el desplazamiento de los equipos de las categorías inferiores para que no corran a cargo de los padres", explica Ángel Gelo Domínguez, presidente de la peña Planeta Rayista y responsable de la iniciativa. "Hemos vendido ya 3.000 camisetas, a cinco euros cada una. El total de la primera tirada nos sirve para cubrir los gastos. En cuanto a los donativos, ahora hay 2.100 euros", continúa. Mañana habrá una manifestación y el domingo, antes del partido contra el Granada, se ha organizado una cadena humana para rodear al estadio.

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Los jugadores siguen sin cobrar por la difícil situación empresarial (Nueva Rumasa) de la familia Ruiz-Mateos , propietaria del club. "Nos ofrecían cobrar el 8% y no hemos querido. Que paguen a los empleados primero", comentó días atrás Movilla, un peso pesado del vestuario y el futbolista con la ficha más alta. Lo dijo tras el partido contra el Alcorcón, para el que los jugadores llegaron al estadio con sus coches. La empresa que lleva los autocares, Nájera, lleva un año sin cobrar.

Si, como dice Sandoval, los jugadores del primer equipo pueden ir tirando de los recursos de sus familias -aun así, hay alguno como Borja Gómez que ha decidido optar por el dinero seguro y se ha marchado al Karpaty, ucranio, abonando 40.000 euros al club-, hay todo un submundo en el Rayo que no tiene la misma suerte. En la ciudad deportiva hay una deuda de unos 38.000 euros en el pago de los recibos del agua, la luz y demás gastos. El gerente pide a gritos a los chavales de las categorías inferiores que apaguen la luz de los vestuarios. La semana pasada, el encargado de las máquinas cortacésped reclamó dinero para mantenimiento y no había. No hay ni para pagar a los árbitros.

Los técnicos de la cantera no cobran desde octubre. Algunos han decidido marcharse (como Raúl León, preparador físico del Juvenil C) y otros están meditando hacerlo. Los que se quedan, como Carlos González, preparador físico del Cadete A, lo hacen exclusivamente por compromiso personal. "Nunca he tenido problemas en los cuatro años que llevaba aquí. Pero ahora estoy sin cobrar desde octubre", dice León. Se despidió de sus chicos la semana pasada. "Vivo en Ciempozuelos y me hacía 70 kilómetros diarios. Tengo otro trabajo. Por las mañanas soy profesor de educación física en un colegio de Getafe y de hecho podría haber ido tirando. El sueldo del Rayo lo utilizaba para la gasolina y mis gastos extra. Pero llega un momento en el que me gasto dinero de mi bolsillo para ir a trabajar. Todo tiene un límite. Yo lo tenía como una paga extra, pero allí hay gente que vive de eso y no sé cómo van a aguantar", cuenta.

Entre los que sí viven de eso está Carlos González, preparador físico del Cadete A. "Siempre nos han pagado a mes vencido. El año pasado hubo algún mes de deuda. No cobro desde noviembre y me estoy planteando volver a casa y buscar trabajo allí. Casi todos mis compañeros en el Rayo son de Madrid. No tienen gastos o tienen doble trabajo y esto lo utilizan como extra. Y yo solo tengo esta fuente de ingresos [500 euros]", relata. "Comparto piso y he tenido que pedir dinero a mis padres para que me paguen el alquiler. ¡Y eso que estoy trabajando!", continúa; "si no me marcho es por compromiso con el entrenador".

El responsable del fútbol base, Juan Pedro Navarro, le has dejado caer ya que, si quieren, pueden reducir los días de entrenamiento. El Rayo femenino, de hecho, ya se prepara un día menos a la semana. Los técnicos de la cantera no tiene contrato laboral, sino federativo (para tramitar la ficha). En él no figura la cantidad que cobran por lo que, aunque quisieran reclamar dinero, no podrían. La situación es tan incómoda que Ángel de Miguel, delegado del Rayo B, 17 años en la casa, también decidió marcharse. No cobraba desde hace meses. Trabaja por las mañanas en un Ministerio y por la tarde cargaba bolsas y material en la ciudad deportiva. Hasta hace 10 días. Dijo adiós después de firmar su última acta: "El recibo arbitral no fue abonado, alegando el delegado de equipo del Rayo Vallecano de Madrid, don Ángel de Miguel Ruiz, que el motivo por el cual no hacía efectivo el pago es que no dispone del dinero". En la grada de los hinchas del Rayo la semana pasada apareció esta pancarta: "Ángel de Miguel, orgullo rayista".

"A mí sí que me llena de orgullo porque es gente que me conoce a mí, pero no yo a ellos. He sido muy feliz en estos 17 años. Llegué sin hacer ruido y me voy sin hacerlo y con mucha pena...", dice al otro lado del teléfono. Uno más de los que no ha aguantado.

José María Ruiz-Mateos saluda a Michel, capitán del Rayo, en la reunión de hace tres semanas.
José María Ruiz-Mateos saluda a Michel, capitán del Rayo, en la reunión de hace tres semanas.ÁNGEL DÍAZ (EFE)

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.
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