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La crisis del euro

Portugal gana apoyos políticos para evitar el rescate de la deuda

Bruselas cree que la cumbre europea de esta semana será clave para el euro

Andreu Missé

La voluntad persistente del primer ministro portugués, José Sócrates, de no pedir el rescate a la UE y llevar a rajatabla los ajustes y reformas comprometidos está generando los primeros frutos. En el terreno político, el líder socialista portugués logró, la pasada semana, el reconocimiento público de la canciller alemana Angela Merkel, por "las valientes medidas adoptadas para reducir el déficit". En el campo financiero, aunque el clima sigue siendo incierto, con los tipos de los bonos de deuda pública a 10 años superiores al 7%, Portugal logró colocar 1.000 millones de deuda a corto plazo solo unas décimas por encima de la rentabilidad de las últimas semanas y está mejorando su tesorería disponible, que alcanzará los 4.000 millones este año.

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Portugal confía en que dentro del paquete global que aprobarán los líderes en las cumbres de los próximos 11 y 24 y 25 de este mes habrá una referencia de apoyo explícito a las medidas que ha adoptado su país. A los ojos de Berlín, ha sido muy relevante la opinión favorable de la misión del Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea a las políticas emprendidas por Lisboa. Para Merkel resulta muy tranquilizador que los avances en la reducción del 3,6% del gasto público en febrero y demás cifras de las cuentas públicas portuguesas hayan sido revalidadas por el BCE.

Sócrates sostiene que acudir al rescate europeo no serviría para reducir el coste de la financiación de su deuda. El mandatario portugués se basa en lo que ha ocurrido con Grecia e Irlanda, países en que los rendimientos de los bonos a 10 años están en el 12,31% y 9,39%, respectivamente.

El Gobierno portugués está logrando neutralizar los malos augurios de los mercados, que desde hace meses vienen vaticinado sin éxito que el rescate de Portugal es cuestión de días, lo que ha supuesto un encarecimiento de la financiación de su deuda. La realidad es que los mercados han calibrado muy mal las decisiones de los Gobiernos. Klaus Regling, presidente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, señaló el pasado sábado: "Hemos aprendido muy dolorosamente en la crisis financiera que los mercados no siempre tienen razón. Creo que los mercados están de nuevo juzgando mal situación, lo cual es una razón por la que los spread (diferencias de rentabilidad con el bono alemán) son tan altos". Regling cree que "por el momento no parece" que ningún otro país tenga que acudir a la ayuda del fondo, hasta ahora solo utilizado por Irlanda (Grecia recibió 110.000 millones de euros, pero antes de que se creara el fondo europeo).

Las autoridades portuguesas confían en que los líderes acuerden una flexibilización de las funciones del fondo de estabilidad financiera para que pudiera conceder préstamos a los países que lo solicitaran para operaciones de buy back (compra de su propia deuda). Estas operaciones aliviarían la presión, reducirían los costes y permitirían al país afectado seguir acudiendo a los mercados para financiarse, evitando el estigma y todas las secuelas del rescate.

Alemania es muy reticente a aceptar una flexibilización de ese instrumento, con un fondo teórico de 440.000 millones de los que solo están disponibles 250.000. Pero estaría abierta a considerar una flexibilización limitada únicamente a las operaciones de buy back. Estas operaciones podrían ser utilizadas también por Grecia e Irlanda.

Durante los últimos días se han intensificado las negociaciones entre Lisboa y Bruselas. La Comisión Europea sigue muy de cerca los esfuerzos de Portugal, en la perspectiva de que los mercados los valorarán adecuadamente. La Unión Europea no se puede permitir una nueva crisis por los dañinos efectos de contagio. El comisario Olli Rehn ha destacado la importancia de las nuevas reuniones. "La cumbre de los jefes de Gobierno de los países del euro del viernes 11 de marzo y la de la UE de final de mes son de una importancia decisiva para el futuro de la Unión Monetaria".

Durante las cumbres se negociarán también mejores condiciones de los paquetes de ayuda concedidos a Irlanda y Grecia. La nueva coalición irlandesa del partido conservador Fine Gael con los laboristas ha logrado ya un acuerdo con Bruselas para retrasar un año, hasta 2015, el objetivo de déficit del 3%. Grecia aspira a aplazar los años de devolución de los préstamos de ayuda.

La canciller Merkel saluda al primer ministro Sócrates en Berlín, el 2 de marzo pasado.
La canciller Merkel saluda al primer ministro Sócrates en Berlín, el 2 de marzo pasado.J. MACDOUGALL (AFP)

Académicos internacionales exigen una auditoría sobre la deuda griega

Un centenar de economistas, expertos legales y destacadas personalidades de la sociedad civil han pedido una auditoría independiente sobre la deuda pública griega. El objetivo de esta auditoría, que sería realizada por expertos internacionales independientes de los partidos políticos, sería analizar las causas de por qué Grecia incurrió en el actual volumen de deuda y las condiciones de los contratos con los que se ha financiado esa deuda.

Los firmantes de la petición sostienen que la deuda pública y privada está en el corazón de la crisis de la zona euro. Recuerdan que la deuda pública griega aumentará desde los 299.000 millones (127% del PIB) en 2009 a 362.000 millones (159%) en 2011. Señalan que la Unión Europea ha aprobado programas de rescate para facilitar la financiación temporal de los Estados y proteger a los bancos, pero que no se logrado calmar a los mercados. Estos expertos subrayan que tanto Grecia como Irlanda han tenido que asumir drásticas medidas de austeridad de recortes de salarios, pensiones y demás prestaciones sociales.

Los economistas censuran que al pueblo griego se le ha mantenido en la oscuridad tanto sobre la composición como sobre las condiciones de la deuda. En su opinión, la "falta de información es un fallo del proceso democrático. La gente que lleva la carga de las medidas de austeridad tiene todo el derecho a recibir la información sobre la deuda".

Firman esta petición, entre otros, los profesores Costas Lapavitsas, Robin Blackburn, Noam Chomsky, Álvarez, Buendía, Medialdea, Reis, Harnecker y Jeffers.

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