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Entrevista:NICK CAVE | Músico y escritor

"Cuando subes a un escenario, te conviertes en Superman"

Javier Rodríguez Marcos

"Siempre tengo muchas cosas entre manos", dice Nick Cave desde Brighton, la ciudad en la que vive este australiano nacido en Warracknabeal en 1957. Y no es una frase hecha. Hace tres años que publicó su último disco con The Bad Seeds, pero no se ha cruzado de brazos. Desde entonces ha grabado dos álbumes con Grinderman, su otra banda, publicado una novela, La muerte de Bunny Munro (Papel de Liar), y compuesto la banda sonora de La carretera, el filme de John Hillcoat.

Actualmente, cuenta, tiene "entre manos" un nuevo disco con The Bad Seeds y, simultáneamente, un guión para Hillcoat, que en 2004 ya firmó The proposition, un western escrito por el propio Cave. El cineasta es, además, el marido de la artista Polly Borland, amiga del músico desde hace 30 años. Fruto de esa amistad es una larga colaboración cuyo último capítulo es el libro Smudge (Actar) y la exposición del mismo título, que ha servido para inaugurar en Madrid la galería Gloria: "Yo escribo en sus libros y ella diseña algunos de mis discos", explica Cave.

"Me gusta hacer guiones de cine: así puedo desconectar de mí mismo"
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Tanto la muestra como el libro, que incluye un texto del músico, recogen las fotografías en la que Borland retrata a varios de sus amigos disfrazados como seres salidos de una mezcla de mal sueño y fiesta infantil.

Dice Nick Cave que preferiría "hablar solo de Polly" y no de sí mismo, pero su reputación de comeperiodistas se había desvanecido ya cuando pidió disculpas por contestar con retraso al teléfono. Está entusiasmado con las fotos que le ha hecho su amiga, un entusiasmo paradójico en alguien que odia que lo fotografíen: "Me convertí en un modelo sin rostro, alguien sobre el que Polly proyectaba sus obsesiones. Me sentí como dicen que se sienten los modelos de la pornografía: ponte aquí, allí, así, date la vuelta, y lo haces. No lo digo en sentido negativo, al contrario, fue muy estimulante. Me sentí como si no existiera. Y eso me gusta".

¿Alguna vez, como cantante, se ha sentido tratado como un objeto? "En absoluto. Creo que es porque todo lo que hago últimamente habla de mí mismo. Por eso me gusta escribir guiones de cine: te permiten desconectar de ti. Claro que eres tú el que escribe, pero no el que está en el microscopio. Te sientes menos expuesto. Por otro lado, en un guión tienes siempre que contar con la opinión de otros. Y ese es el reto, sobre todo para alguien que hace canciones en las que todo queda bajo su control. Eso puede ser agotador".

Compositor, cantante y novelista, Cave insiste en que él es, sobre todo, un trabajador, alguien cuyo método se basa más en picar piedra que en esperar a las musas: "En mi caso llega antes el proyecto, la forma, que la idea. Primero digo: voy a escribir un disco y luego me pongo a pensar en las canciones. Lo que hago es ponerme en, digamos, situación creativa. No es que tenga ideas circulándome por la cabeza. A otros les pasa lo contrario: cuando se les ocurre algo ya saben si será una canción o un libro. A mí, no. Pienso en la forma disco y luego llega el contenido. En el fondo soy, fundamentalmente, un trabajador. Me siento y trabajo, trabajo y trabajo". ¿Cuántas horas al día? "¿Cuántas tiene? ¿24? Pues 24". El método, añade, no cambia mucho cuando piensa en "forma novela": "Lo único que tienes que hacer es dejarte llevar por la historia de una vida más interesante que la tuya".

Al frente de las fotografías de Smudge, Polly Borland ha puesto una frase escueta: "Todo lo que quiero ser cuando crezca". ¿Y Nick Cave? ¿Qué quería ser de mayor? "Yo de pequeño quería estar donde estoy: sobre un escenario. Ahí arriba tu personalidad cambia totalmente. No es que te conviertas en otra persona, es que te conviertes en un ser que ni siquiera tiene forma humana. Cualquiera que haya estado sobre un escenario sabe de qué hablo. Te conviertes en Superman. Cuando bajo vuelvo a ser este hombre corriente que soy". Y parece convencido de lo que dice.

Nick Cave en 2008.
Nick Cave en 2008.

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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.
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