_
_
_
_
Tentaciones
Entrevista:EP3 EN PORTADA

Nick Cave: "Me paso la vida cabreado"

Nick Cave. Soy Nick.

EP3. ¿Cave?

N. C. Pues claro, no te jode... No me gustan las entrevistas y esta no empieza bien.

EP3. Supongo que me lo he buscado.

N. C. Exacto. [Lanza un enorme y ruidoso bostezo]. Pero no está todo perdido. Mientras no me preguntes nada que esté en Google, podremos entendernos.

Nick Cave, además de atender personalmente el teléfono desde Brighton, Reino Unido, la ciudad donde reside desde hace años, acaba de editar su segundo disco con Grinderman, ese proyecto que arrancó hace tres años y que, según cómo se mire, ha servido para rejuvenecer su discurso, para extremar su acritud o para canalizar su crisis de la mediana edad. Sea como fuere, el músico, novelista y guionista está en una forma excelente.

"¿Misoginia? Me importa un pimiento lo que una zorra piense de mi trabajo"
"Los caballeros nunca bromean"

EP3. ¿Existe una idea tras Grinderman?

N. C. No. Entramos en el estudio con las manos en los bolsillos a improvisar. Luego escuchamos lo grabado y casi todo es mierda. Para el correcto funcionamiento de esta banda debemos no tener jamás miedo a hacer algo embarazoso o ridículo. Sin lo patético no habría Grinderman.

EP3. Aprendió a tocar la guitarra con esta banda, ¿es esto lo más cerca que puede estar de una crisis de la mediana edad?

N. C. Tengo 53 años. Mi crisis de la mediana edad debería haber sucedido hace ya tiempo. Por otra parte, hay algo despectivo en el término que no comparto. Cuando alguien piensa en un tío con esta crisis, se lo imagina en un deportivo con rubias de 20 años y dice que le parece ridículo. Pero en realidad siente envidia. Al menos él ha sacado algo de esta jodida crisis.

EP3. ¿Ha servido Grinderman para refrescar su trabajo junto a Bad Seeds o son entidades distintas?

N. C. Son distintas. En Grinderman soy, o al menos trato de ser, uno más. En los Bad Seeds soy el líder. Ahí, si salgo al escenario y me caigo de culo hay un problema. He oído mucho sobre la influencia que ha tenido la banda en mi música con los Bad Seeds, pero no acabo de entenderlo. La única diferencia de los Bad Seeds actuales con los de hace un tiempo es que ahora les dices que quieres solo piano, bajo y batería en un tema y, si te das la vuelta, cada miembro ha cogido una maraca y está tratando de aportar sus dotes como percusionista al grupo.

EP3. De acuerdo, Grinderman no ejerce ninguna influencia en los Bad Seeds, pero ¿y en su orden de prioridades?

N. C. Hacer discos con los Bad Seeds sigue siendo lo más grande a lo que puedo aspirar. Es mi principal fuente de satisfacción y de estrés. Ahora quiero hacer otro disco con ellos, pero, antes de que preguntes: no tengo ni idea de cómo va a ser.

EP3. Entonces, lo improvisará.

N. C. No... Pero admiro el intento por pillarme en un renuncio.

EP3. Con Grinderman, ¿ha ganado fans nuevos o ha perdido fans de siempre?

N. C. Ni idea. Me he pasado casi toda mi carrera alienando a mis fans. Soy buenísimo en ello. Cada vez que saco un disco, la principal intención es hacerles volver a la casilla de salida. Me gustaría pensar que les obligo a replantearse por qué son seguidores de mi música. Sé que Grinderman puede haber molestado a algún fan, y eso me provoca gran placer. Molestar a la gente a quien no gustas no tiene mérito, cabrear a tus seguidores es genial.

EP3. ¿Qué encuentra en la música que no le dan el cine o la literatura?

N. C. Hacer música es un proceso mucho más rico y arriesgado. Me siento mucho más seguro con lo que escribo que con la música que hago. Jamás dudo sobre un guión, pero las canciones me parecen demasiado importantes como para estar totalmente satisfecho con ninguna. La música afecta a las personas de un modo que ninguna otra forma de arte logra.

EP3. ¿Qué sucedió con su intento de escribir un guión basado en Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy?

N. C. Ridley Scott tenía los derechos de la novela y me pidió que escribiera un guión. Repasé el libro y entendí que aquello era imposible sin hacer un montón de cambios. Me negué. No quiero pasar a la historia como el tipo que se cargó la novela.

EP3. ¿Le han rechazado guiones?

N. C. Alguno. Lo mejor de los guiones es que te pagan por adelantado. Así, si rechazan tu trabajo, cobras igualmente.

EP3. ¿Qué piensa de ciertas acusaciones de misoginia en sus letras?

N. C. He oído algo, pero no he malgastado ni un segundo en pensarlo. Las relaciones de género son muy complejas y eso es algo que siempre he tratado de reflejar. Creo que lo que escribo posee demasiadas capas como para poder ser desarmado con una sola palabra, y menos una tan estúpida como esa. Si quieres que te diga la verdad, me importa un pimiento lo que una zorra pueda pensar de mi trabajo [risas]. ¿Vas a incluir esa última frase?

EP3. Creo que sí.

N. C. De acuerdo.

EP3. ¿Sigue trabajando en un estudio y manteniendo un horario de oficina?

N. C. Exacto. Cuando empecé a tener una ética de trabajo muy ordenada mucha gente pensó que de aquello no podía salir nada bueno. Piensan que te has convertido en un oficinista. Pero en las oficinas no se trabaja. La gente se pasa el día haciendo cafés y bajando porno. Trabajo de nueve de la mañana a ocho de la tarde. Luego me dedico a recordarles a mi mujer y a mis hijos lo que es vivir conmigo.

EP3. ¿Y cómo es vivir con usted?

N. C. Debería preguntárselo a ellos, pero no se quejan demasiado.

EP3. ¿Y trabajar con usted?

N. C. Esto ya es otra cosa... Espero mucho de la gente con la que trabajo. Entiendo que puede molestar que les llame a las tres de la mañana para comentar un arreglo de bajo, pero no puedo evitarlo.

EP3. ¿Estar cabreado le mantiene vivo?

N. C. Exacto. Me paso la vida cabreado. Hay tantas cosas que me molestan que sería imposible nombrarlas todas. Me molestan cosas pequeñas y grandes, pero soy democrático. Cuando algo me cabrea tiene derecho a ser tratada de igual modo que las demás, no importa que sea importante o ridícula. Me provoca la misma mala leche una canción de soft rock en un ascensor que la visita del Papa al Reino Unido.

EP3. ¿Cómo se consiguen tres décadas de carrera hablando de los mismos temas y dando la sensación de jamás repetirse?

N. C. Es que jamás he sentido interés por ningún tema que no sean los que he tratado durante toda mi carrera: Dios, sexo y muerte. ¿Hay algo más grande y más interesante que eso? Lo dudo. La ventaja que tiene ser tan pomposo y arrogante al pensar que puedes enfrentarte a estos asuntos es que son tan enormes que jamás los acabas. Siempre hay motivos para retornar a ellos. Soy como ese perro atado a... No, espera... Eso era de Beckett, pero no era así. Soy el perro que vuelve a su vómito. Mierda, esta es de Oscar Wilde. ¿Fumas?

EP3. ¿Y eso?

N. C. Enciende un cigarrillo, que necesito pensar. [Balbucea durante unos eternos diez segundos]. Ya está: el hábito es el lastre que encadena el perro a su propio vómito. Esa es la de Beckett. Sigamos.

EP3. ¿Lee lo que escriben de usted?

N. C. La compañía solo me manda las críticas buenas. Son muy amables.

EP3. ¿Se ha buscado en Google?

N. C. No.

Grinderman 2 está publicado en PopStock!

Nick Cave, con 53 años, aprendió a tocar la guitarra para ser parte de Grinderman, la banda en la que el carismático australiano cede el protagonismo. Más rock y la mala leche de siempre: "Molestar a tus detractores no tiene mérito. Cabrear a tus fans es genial".
Nick Cave, con 53 años, aprendió a tocar la guitarra para ser parte de Grinderman, la banda en la que el carismático australiano cede el protagonismo. Más rock y la mala leche de siempre: "Molestar a tus detractores no tiene mérito. Cabrear a tus fans es genial".
<b>Grinderman, de izquierda a derecha: Nick Cave, Warren Ellis, Jim Sclavunos y Martyn Casey.</b>
Grinderman, de izquierda a derecha: Nick Cave, Warren Ellis, Jim Sclavunos y Martyn Casey.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_