El cazador y su presa
Según afirma Erri de Luca (Nápoles, 1950) una novela debe quitarnos el peso de la realidad de los hombros. Por eso sus libros aspiran a ser leves a fuerza de ser intensos. En Tres caballos, el italiano utilizaba un zoom narrativo que iba acercándose poco a poco al corazón del protagonista. La naturaleza se convertía en el eje de la acción, a veces incluso actuaba en tanto que personaje. Con El peso de la mariposa esta vez De Luca nos entrega un relato clásico: el antagonismo y la unión del hombre con el animal, su presa. El escenario: la montaña. Los actores: el rebeco y el cazador furtivo-alpinista. Dos historias que se cruzan hasta el momento final, cuando el peso de una mariposa alpina es el mismo peso del mundo. Con un lenguaje sencillo, abierto a la resonancia, y haciendo uso de un tono apropiado a la atmósfera intemporal del relato, nos muestra primero el destino del animal, aprendiz de la muerte desde muy tierna edad, cuando vio a su madre y hermana abatidas por los disparos. Evoca su experiencia fuera de la manada, su fuerza y prestigio entre los suyos. Cuenta sus costumbres, la repetición exitosa de un repertorio de gestos que resumen la sabiduría de la supervivencia. Pero el magnífico animal, con su cornamenta poderosa, se sabe ya en el ocaso de su vida. No pasa lo mismo con el cazador, cuya comunión con el entorno es menos perfecta. También él es un ejemplar solitario, único, fin de race, pero su memoria y lo que ha vivido y aprendido fuera de la montaña lastra sus movimientos, entumece su atención. Ambos se mueven hacia su cita, tanto tiempo postergada.
El cazador ha hablado con una periodista que quiere desvelar sus secretos y él está buscando aquí, a dos mil metros entre las rocas, una historia que cargar sobre los hombros y tirarla a sus pies. De Luca conoce la montaña, como la conocían Buzzati, Calvino y Levi. Sabe que allí sólo hay vegetación rastrera y todo es duro y difícil, el perfecto escenario para los animales y hombres de altura, provistos de una orgullosa energía. Y nos cautiva con sus imágenes, con la sequedad sugerente de sus frases. El relato, quizá al final demasiado leve y despojado, se completa con un breve cuento, homenaje a un árbol colgado sobre el precipicio alpino, otro ejemplar austero, esquivo, de la permanencia de la soledad en la naturaleza y la literatura.
El peso de la mariposa. Erri de Luca. Traducción de Carlos Gumpert. Siruela. Madrid, 2011. 96 páginas. 12,95 euros El pes de la papallona. Erri de Luca. traducción de Anna Casassas. Bromera. Alzira, 2011. 72 páginas. 12,95 euros
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