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El doble atropello fue a 128 kilómetros por hora

Las víctimas del accidente del Sábado Santo cruzaron en rojo, según los peritos

El juicio por el doble atropello mortal del pasado Sábado Santo quedó ayer visto para sentencia tras la declaración de los peritos de la Policía Local, que han dicho hoy que el acusado circulaba a 128 kilómetros por hora junto a la Torre del Oro, en el centro de la capital andaluza, donde no se puede pasar de 50. También han asegurado que las víctimas cruzaron con el semáforo en rojo para ellas.

El fiscal ha mantenido su petición de nueve años y medio de cárcel para el acusado, Fernando Vargas, de 35 años, y su defensa ha solicitado la absolución, con la posibilidad de una condena alternativa de dos meses de cárcel por dos faltas de lesiones.

En su derecho a la última palabra, el acusado reiteró que no vio a las chicas y que no huyó del lugar del atropello, cometido cuando circulaba con el doble de alcoholemia de la autorizada y pese a tener el carné retirado por infracciones.

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Los peritos han manejado como "hipótesis más favorable para el acusado", que su coche podría ir, como poco, a 84 kilómetros por hora y que se saltó dos semáforos en ámbar. Sin embargo, según la Policía Local, lo más posible es que el acusado circulase a 128 kilómetros por hora y se saltase al menos un semáforo en rojo.

Una de sus conclusiones se refiere la infracción cometida por las propias víctimas, que "iniciaron la marcha con el semáforo en rojo para ellas", si bien, a preguntas de la juez, los peritos han precisado que no tienen claro si en el momento del atropello seguía en rojo o ya estaba en verde para las dos víctimas: Patricia Alfaro, de 26 años, y Almudena González, de 30.

La última jornada del juicio ha registrado un incidente cuando la juez ha expulsado a José Alfaro, padre de una de las víctimas, después de que éste reprochara a la magistrada por permitir que se barajara la hipótesis del semáforo en rojo para las víctimas y se negara a sentarse pese a ser requerido tres veces.

Otro experto en reconstrucción de accidentes ha considerado que el conductor circulaba a unos 90 kilómetros por hora y que, de haber respetado la limitación, las víctimas habrían sufrido fracturas y hematomas pero no habrían fallecido.

Un perito de la Policía Local ha manifestado que, como consecuencia del impacto, el manguito de inyección de gasóleo al motor del Renault Clío se partió, lo que en este tipo de vehículos supone su parada inmediata, contradiciendo así la declaración del acusado de que se detuvo voluntariamente.

También ha afirmado que el coche del acusado tenía fundida una de las luces traseras de freno, lo que podría explicar que algunos testigos no le vieran frenar tras el atropello.

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