"Yo engaño quebrando la cintura"
Hay futbolistas a los que el estadio Bernabéu les da miedo. A César Delgado Godoy (Argentina, 1981) le dio hambre. Contempló la pradera y se le antojó tan tierna y aromática como una plantación de berros, lechugas, espinacas o rúculas. Mañana espera al Madrid en el arenoso y áspero Gerland. Pero dice que su sueño es volver al verde de Chamartín.
Pregunta. ¿Se pierde en Europa la gambeta?
Respuesta. Yo, por suerte, la mantengo. Todavía tengo para tirar gambetas. Aparte, acá en Lyon, como juego por la derecha o por la izquierda, se me facilita. El argentino está habituado a ir para adelante. Y la gambeta es una manera de ir para adelante.
P. ¿Por qué Lisandro [baja para la ida] gambetea menos que en Argentina?
"No se puede retroceder ante el Madrid. Ataca mucho, pero se descuida atrás"
"Del Bernabéu recuerdo el brillo del verde. ¡Te tiras y ni te raspas!"
R. Lisandro es más nueve. En Racing él era más gambeteador. En Europa ha dejado de hacerlo porque hay menos espacios. Se juega mucho más rápido, con la cancha mojada, y enseguida te aparecen dos o tres jugadores que te aprietan. Hay que soltar rápido o gambetear a tres o cuatro. Y para gambetear a cuatro hay que ser Cristiano o Messi.
P. ¿Lo de Cristiano es gambeta o aceleración?
R. Cristiano utiliza su velocidad, su potencia. Messi utiliza los espacios pequeños. Yo trato de engañar al rival quebrando la cintura, amagando con el cuerpo. Los argentinos utilizamos la nuestra.
P. ¿Cómo define la nuestra?
R. La nuestra es la del barrio. Con lo que nacimos. Nacimos con la pelota en los pies y dentro de la cancha no tienes que cambiar. Tienes que hacer la tuya. O sea, la nuestra. Y cada jugador tiene la suya. Su manera de engañar al rival. La gambeta que lo acompaña siempre. Y el fútbol se basa en eso. En engañar al rival y al árbitro también. Es parte del folclore.
P. Messi, Di María, usted... Todos de Rosario. ¿Qué pasa allí?
R. ¡Pero Di María es zurdo! Los zurdos tiene más ventaja. Engañan un poco más. Él tiene de ídolo a Kily González. Otro zurdo de Central, de ida y vuelta, pegado a la raya. Yo, de chico, no me reflejaba en él, sino en los winds derechos. En Guillermo Barros Schelotto, que tiraba centros desde los dos lados. Yo lo miraba mucho porque se la pasaba tirando centros. ¡Nada más!
P. Usted jugó en Central. ¿Pero era de Central o de Newell's?
R. Esa palabra [Newell's] no la mencione. Soy de Central. Mi papá, también. Y hasta el día de hoy lo sigo por televisión e Internet. Espero poder volver a jugar ahí. Estás más cerca de los afectos, de mis padres, de mis amigos, de mis hermanos... El club, la gente, el hincha..., te hacen sentir su cariño, su reconocimiento para siempre. El hincha de Rosario
vive el club de manera diferente. Está completamente loco. Lo tiene en la piel, en la sangre. Hay que vivirlo para creerlo.
P. ¿Dónde estuvo la clave para eliminar al Madrid el año pasado?
R. En que jugamos como equipo. Más allá de que en la cancha del Madrid tuvimos suerte. Nos pegaron en el palo, nos tuvieron ahí en dos o tres jugadas... En el segundo tiempo salimos con otra actitud. A tratar de manejar el partido y tener la pelota. Nos unimos en la adversidad.
P. ¿Cómo se le debe jugar al Madrid?
R. Hay que apretarlos bien, no al tuntún. Desde el delantero hasta el defensa. Ir en bloque, coordinando los movimientos. Estar bien cerraditos y no dejarlos jugar tranquilos. Que no puedan parar la pelota y mirar a quién se la dan. Y, una vez que la recuperas, tienes que animarte y tener esa tranquilidad para jugar. Lo hicimos en Gerland y en el Bernabéu: tener la posesión y hacer circular la pelota hasta encontrar el momento. No se puede pasar de la presión al ataque sin pausa. No te dan los pulmones. Para buscar el gol hay que esperar. En Madrid lo hicimos bien: cuando tuvimos la pelota, pensamos en lastimar. Si pasamos la eliminatoria fue porque elegimos jugar al fútbol.
P. ¿Y por qué salieron tan replegados?
R. Por defender el gol de ventaja. Pero vimos que así no se podía jugar. Que para eliminar al Madrid teníamos que jugar con una libertad enorme. Sin presión de nada. Lo hablamos en el entretiempo. No cambiamos la táctica, sino la mentalidad. No se puede retroceder así ante un equipo como el Madrid, con jugadores que en cualquier momento te desequilibran y te abren el partido. Porque ellos también atacan mucho y también se descuidan atrás. Y nosotros les podemos lastimar.
P. Tendrá que ayudar a Cissokho a anular a Di María.
R. Va a ser un duelo muy lindo. Nos conocemos. Hemos hablado esta semana por teléfono. También he conocido a su familia. Con él coincidí cuando jugaba en la selección sub 21 y desde entonces no hemos vuelto a vernos, pero hablamos seguido.
P. ¿Cómo frenar a Di María?
R. Encara mucho, pero no es tanto de desbordar. Es más de ir para adentro e intentar jugar. Espero que este movimiento no dificulte a Cissokho. Si no, le va a tener que tomar el medio.
P. ¿Prefiere jugar contra un lateral que sube como Ramos o uno que espera como Arbeloa?
R. Recuerdo que me tocó marcar a Ramos. ¡Pasa al ataque como un loco! Ramos es un volante más. Va a todos los tiros. Preferiría enfrentarme a alguien que me espere más porque a Ramos tengo que correrlo hasta el córner. Subir y bajar es parte del juego en Europa. Aquí en Francia ya no soy tan atacante como volante. Este es un fútbol muy táctico. Se ataca poco.
P. ¿Qué destaca del Madrid?
R. Alonso es el motor.
P. En Gerland usted hizo un partido muy táctico. Casi como un lateral. Y en el Bernabéu se soltó y encaró a todo el mundo. ¿Qué le pasó?
R. Y... ¡había mucha gente! En estos partidos hay que agrandarse. ¿Cómo no vas a jugar bien un partido de la Champions contra el Madrid? Tengo la suerte, la bendición, de poder jugar este partido otra vez. Miras todo. Todos los detalles. Quieres hacerlo todo bien. Te vuelves loco por jugar.
P. ¿Qué detalle recuerda?
R. El brillo del verde. Es muy lindo. Verde natural. Verde césped. Se sentía el olor a un césped diferente. ¡Es increíble! Aquí en Gerland debajo del césped es todo arena. Te tiras al piso y te raspas todo. ¡En el Bernabéu te tiras y ni te raspas! Ese pasto tiene un olor que dan ganas de comérselo.
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