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Sarkozy apuesta por el FMI para impulsar la cooperación monetaria

El G-20 debatirá cómo limitar los desequilibrios financieros globales

Antonio Jiménez Barca

El presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, está convencido de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debe convertirse en la "piedra angular de la cooperación monetaria internacional" y que para ello, debe "realzar su papel" a fin de coordinarse aún más con el G-20. Sarkozy, como presidente de turno, recibió ayer en el Elíseo a los ministros de Finanzas y a los gobernadores de los respectivos bancos nacionales de este grupo de países que representan el 85% de la economía mundial y dos tercios de su población. También al director general del FMI, Dominique Strauss-Khan.

Ayer se celebró la primera reunión ministerial del grupo y hoy volverán a reunirse en el Ministerio de Economía francés, en París, para tratar de llegar a algún acuerdo en alguno de los puntos que la cargada agenda francesa para este año quiere impulsar. Sarkozy, que se ha implicado muy de cerca en su presidencia del G-20, advirtió a los distintos ministros que, hoy por hoy, una agenda así de ambiciosa es la única manera de ser prudente. "Lo único que está prohibido es el inmovilismo".

Francia quiere que una tasa grave las transacciones financieras

Uno de los puntos que quiere impulsar Francia en la reunión de hoy es el de ajustar los desequilibrios financieros globales, que se traducen, entre otras cosas, en superávits y déficits nacionales extremos. Estos se habían reducido en los tiempos más duros de la crisis pero, con la recuperación, se vuelven a poner de manifiesto. Francia aspira a fijar una serie de indicadores (ahorro privado, balanza por cuenta corriente, déficit público...) para controlar este tipo de desequilibrios, consecuencia de que la salida de la crisis se está haciendo a distintas velocidades: los países emergentes remontan a muy buen ritmo mientras que Europa avanza más lentamente.

Estos desequilibrios tuvieron parte de culpa en la pasada crisis: el enorme crecimiento de las exportaciones chinas se sostuvo con el endeudamiento de los consumidores estadounidenses. La debilidad de la demanda china (volcada al ahorro) y la política de mantener el yuan devaluado completaron un círculo vicioso: las ganancias comerciales chinas se reciclaron en los mercados financieros y el crédito fluyó tanto que se alimentaron inversiones especulativas que desembocaron en la hecatombe financiera de 2008.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, aseguró en octubre que el 4% del producto interior bruto (PIB) podría ser la cota de referencia para los países del G-20 en cuanto a su déficit o superávit. Ya entonces China y Alemania, principales países exportadores, se opusieron.

Sarkozy fue ayer claro: "Es difícil encontrar consenso en un periodo de recuperación económica. La tentación de dar prioridad a los intereses nacionales es grande. Pero os lo digo claramente: eso significaría la muerte del G-20". La ministra de Economía francesa, Crhistine Lagarde, se había referido horas antes a esta falta de coordinación económica internacional: "Tenemos a China que ahorra y exporta, a Europa que consume y crece con lentitud y a Estados Unidos que consume y pide dinero prestado. Tenemos que plantearnos si podemos seguir así"

Con todo, será difícil que hoy se llegue a un acuerdo en este punto. El ministro de Finanzas brasileño, Guido Mantega, ya avisó ayer de que ni Brasil ni otros países emergentes (India, China, Rusia y Sudáfrica) estarán dispuestos a que se pongan límites a esos indicadores y que son partidarios de que solo se fijen recomendaciones.

Sarkozy también se refirió a otros puntos que Francia quiere impulsar y que también carecen de un consenso: una tasa que grave las transacciones financieras, la manera de luchar contra las grandes subidas de los precios de los alimentos o la reforma del sistema monetario internacional.

Ya hay expertos que sostienen que esta reunión será simplemente una toma de contacto y una manera de encauzar las discusiones y organizar el trabajo para el futuro. De ser cierto, la cita definitiva será la de noviembre, en Cannes. La misma ministra Lagarde advirtió ya hace unos días: "Si no se llega este fin de semana a un acuerdo, tampoco será un drama".

Zoellick, Strauss-Kahn, Sarkozy y Trichet, ayer en la cumbre del G-20 en París.
Zoellick, Strauss-Kahn, Sarkozy y Trichet, ayer en la cumbre del G-20 en París.AP

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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