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"Era un náufrago, un hombre perdido en el mar"

El pescador de 84 años rescatado en Canarias tras un día y medio a la deriva relata cómo sobrevivió al temporal con olas de cinco metros y sin comida

Joaquín Gil

"Pasé perdido tanto tiempo que me olvidé del hambre y del frío", relata con voz cascada el pescador Pablo Jiménez, de 84 años. El marinero, originario de La Gomera, fue rescatado el miércoles tras pasar un día y medio a la deriva en medio del temporal que azotaba las aguas canarias, con olas de hasta cinco metros (casi dos pisos de altura). Temió por su vida: "Me encomendé a la Virgen de la Candelaria, pensé que todo se acababa", recordaba ayer por teléfono desde Valle Gran Rey, el pueblo de 5.000 habitantes de La Gomera en el que vive.

Jiménez salió a faenar a las cinco y media de la mañana del pasado martes . Notó un "ruidito" en el Elena VII, su embarcación, de seis metros de eslora, pero no le dio mayor importancia. El motor dejó de funcionar tres horas después, cuando el marinero ya había terminado de faenar y se encontraba a 13 millas de la costa. "Cuando quise llamar a Salvamento Marítimo, descubrí que me había olvidado el móvil. Es la primera vez que me ocurre en toda la vida", explica el pescador, con 70 años de oficio a su espalda.

"Se averió el motor y remé 12 horas sin parar", cuenta Pablo Jiménez

Sin apenas comida (hacía horas que había devorado el desayuno que había embarcado) ni agua, Jiménez intentó ganar la costa. "Remé desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche. Trece horas sin parar. Al final, solo con un remo. Fue muy duro". Los embates de las olas y la fuerza de la corriente frustraron su esfuerzo. "Descubrí que me había convertido en un náufrago, que era un hombre perdido en alta mar". Por entonces, un equipo de rescate de Salvamento Marítimo, alertado por su nieta, estaba ya en marcha.

El pescador se esforzó por mantenerse despierto. Sabía que su suerte dependía de ser avistado por los equipos de emergencia. Por eso, se vino abajo cuando un helicóptero sobrevoló la zona durante 15 minutos sin percatarse de su presencia. "Lo iluminé con mi linterna, pero no me vio", cuenta.

El miércoles a mediodía finalizó su pesadilla, cuando Salvamento Marítimo lo encontró al fin. "Cuando vi que el avión del equipo de emergencias reaccionaba a mis señales, supe que estaba salvado. Le debo la vida al comandante que coordinó el operativo".

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Salvamento Marítimo trasladó en helicóptero al pescador a San Sebastián de La Gomera. Allí fue sometido a un examen médico, que confirmó que solo padecía unos pequeños cortes en las manos, originados por el rescate. "A los marineros se nos curan rápido las heridas, estamos acostumbrados", explicaba ayer.

Recuperado del mal trago, este hombre de tono afable que no pasó nunca por la escuela recordaba ayer el suceso como uno más de su dilatada trayectoria marinera.

"Hasta en cinco veces en mi vida he pensado: de esta no salgo. La última vez fue mientras regresaba de África en un barco de 80 toneladas cargado con 25 de atún. Pasé tres días y tres noches sin comer", recuerda el pescador, que asegura ser capaz de predecir el tiempo con un día de antelación sin margen de error. En aquella ocasión, el carguero a punto estuvo de irse a pique.

Jiménez promete reanudar pronto su rutina: "En el mar gozo, vivo y me lo paso bien".

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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