Vuelta a estudiar en verano

"Alguna cosa debe cambiar. Quizá no tiene demasiado sentido lo de seguir haciendo los exámenes de recuperación a final de septiembre solo unos días después de haber suspendido", dice el presidente de la Federación de familias de alumnos Fapaes. Pero ¿tiene todo el mundo las mismas oportunidades de recuperar en verano? ¿Todos pueden pagarse una academia o un profesor para ponerse al día y aprobar? Es evidente que la respuesta es no y, por eso, no veo claro que lo de recuperar los exámenes de septiembre sea la mejor opción", añade el presidente de Fapaes, que tiene federadas asociaciones de familias de alumnos en 320 institutos públicos de Cataluña.

Farriol advierte que el sistema actual está basado "en la evaluación continua a base de superar etapas. Todos sabemos que se va aprobando poco a poco y que eso acaba en junio. Si volvemos a examinar en septiembre habría que cambiar la forma de trabajar porque, de lo contrario, podría darse una relajación durante el curso".

"Lo de septiembre no me parece mal. No tiene ningún sentido suspender y examinarse a los pocos días. Hay que dar un espacio de tiempo para preparlo y, por eso, examinar en septiembre puede ser mejor", explica Felipe de Vicente, presidente de la Asociación de Catedráticos de Instituto de Cataluña y profesor de secundaria desde hace casi 30 años.

"Pero el cambio habría que hacerlo bien. Por ejemplo, con unas tutorías a final de junio para los estudiantes que han suspendido y que tengan que examinarse en septiembre. Hay algunas comunidades, como la valenciana, donde ya se hacen clases especiales voluntarias a final de junio", dice De Vicente. "Examinarse en septiembre puede ser una ayuda para frenar el fracaso escolar, pero lo realmente importante es un bachillerato de tres años como hacen otros países. Hacer un cuarto de secundaria diferenciado, como se ha anunciado, con itinerarios distintos para los alumnos que seguirán bachillerato y los que vayan a formación profesional de grado medio es solo un parche".

"Tenemos mucho fracaso escolar y estamos en situación de emergencia nacional. No podemos seguir desarrollando la teoría de los grandes principios. Hay que ser menos contemplativo y más práctico. Lo que tenemos ahora no funciona. Por tanto, hay que tomar medidas como los exámenes de septiembre y si no funcionan, cambiarlas", dice Gregorio Luri, docente durante 30 años en primaria, secundaria y la Universidad y autor hace dos años de La escuela contra el mundo, uno de los libros que más han calado entre los docentes en los últimos tiempos.

"Entiendo las reticencias que hay porque lo que tenemos ahora es un sistema de evaluación continua y eso puede romperse con los exámenes de septiembre. Pero no se puede ser inmovilista, sino pragmático. Es un asunto de esfuerzo. Hay alumnos que suspenden muchas asignaturas y lo tendrán mal aunque se examinen en septiembre, pero si otros necesitan un poco más de tiempo para no repetir no veo por qué no vamos a dárselo".

"Soy partidario de dar segundas y terceras oportunidades a las personas y por eso creo que cualquier innovación para mejorar el rendimiento y el aprendizaje debe ser bienvenida. Pero hay que saber cómo será ese examen de septiembre. ¿Será una prueba escrita? ¿Un examen? ¿Será el resultado de un proceso?", se pregunta este profesor de Ciencias del instituto Joan Miró de L'Hospitalet de Llobregat, que lleva 24 años de docente.

"Ahora evaluamos a los alumnos a lo largo de los nueve meses y medio que dura el curso. En junio el alumno está en plena forma. ¿Alguien piensa que un adolescente que no ha trabajado suficiente a lo largo del curso lo va a hacer en los dos meses de verano? Mi experiencia me dice que no". Este profesor dice que si el objetivo de examinar en septiembre "es dar oportunidades de promoción al alumno la prueba no debería sustituir la buena acción tutorial y el trabajo de la junta de evaluación, que son los que marcan los criterios para evaluar la madurez a la hora de promocionar".