La joya inicial del idioma
El Parlamento expone 14 libros históricos, entre ellos el primero impreso en euskera - 'Lingua Vasconum Primitiae' se editó en 1545
La cultura vasca debe agradecer que el entonces rey de Francia Francisco I (1494-1547) ordenase por decreto que se conservara un ejemplar de todos los libros que iban siendo publicados. De esta forma pudo permanecer en la Biblioteca Nacional de París el primer libro impreso en euskera, Lingua Vasconum Primitiae, del navarro Beñat Etxepare, editado en Burdeos en 1545. La Biblioteca parisina ha cedido esxpresamente el ejemplar para que pueda ser contemplado por vez primera en Euskadi.
Varios parlamentarios procedieron ayer a la lectura de algunos de los poemas amorosos, religiosos y loas al euskera que redactó Etxepare en la inauguración de la exposición Euskara jalgi hadi plazara ("Que el euskera salga a la calle"). La muestra fue inaugurada ayer por la presidenta de la Cámara, Arantza Quiroga, y permanecerá en la sala Tomás Moro del Legislativo hasta el próximo 31 de marzo. Junto al libro de Etxepare se exhiben otras 13 joyas de la literatura en lengua vasca pertenecientes a la biblioteca de la Cámara, en su mayoría recopiladas bajo el impulso de su primer presidente, Juan José Pujana, además de una serie de paneles explicativos.
El ejemplar de la obra de Etxepare ha sido cedido por la Biblioteca Nacional de París
Pujana: "El papel seguirá. La cultura entra por ósmosis: hay que tocarla, mirarla"
Entre las obras, datadas en los siglos XVI y XVII, destacan los trabajos de Joanes Leizarraga, Pedro de Axular y Arnaut Ohiernat. Quiroga subrayó la importancia de las "joyas literarias" que se expondrán y destacó que la iniciativa permitirá "acercar el mundo al euskera".
Desde su creación en 1980, el Parlamento ha ido nutriendo su fondo documental. En la actualidad cuenta en total con más de 55.00 volúmenes de distintas temáticas. Además, dispone de más de 3.000 ejemplares de ediciones anteriores al siglo XX y cuenta con ejemplares de la mayoría de las primeras obras impresas en euskera.
De entre los libros expuestos, Pujana recordó con cariño que La Doctrina de Betolaza (1595) fue probablemente el que más le costó conseguir. Estuvo años persiguiéndolo, aunque prefiere no revelar quién era su propietario.
Rodeado de ejemplares centenarios protegidos por una vitrina que los mantiene en condiciones óptimas de conservación, Pujana no duda ni un segundo que el futuro del libro impreso está garantizado a pesar de la revolución digital. "El papel seguirá por mucha informática que haya. El libro es una obra de arte en sí mismo. La cultura entra por ósmosis: hay que tocarla, mirarla. Por eso no morirá", destacó.
El comisario de la muestra y académico de Euskaltzaindia, Xabier Kintana, explicó cómo el proselitismo protestante de aquella época, que no dudaba en recurrir a lenguas minoritarias como el euskera para ampliar su base de creyentes, "hizo que los católicos usaran también la lengua vasca" para contrarrestar esta influencia.
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