Pelea de pancartas en la fábrica de yogures
Una protesta a favor y otra en contra de Clesa coinciden frente a la empresa
Un grupo de trabajadores y representantes sindicales se concentra a protestar frente a la sede de su empresa. Hasta ahí, lo normal. Lo que ya no lo es tanto es que, a unos metros, se produzca una segunda concentración de empleados a favor del patrón. Eso fue lo que pasó ayer en la fábrica de yogures y lácteos de Clesa, del conglomerado empresarial Nueva Rumasa de José María Ruiz Mateos. Unos 80 empleados, convocados por UGT y CC OO, protestaban a las dos de la tarde frente a la sede de la avenida del Cardenal Herrera Oria, donde trabajan unos 500 empleados. "Nueva Rumasa no paga a los trabajadores de Clesa", decía la pancarta. Denuncian "retrasos" en los pagos de nóminas y un futuro ERE temporal (que supone suspensión de empleos o reducción de jornada de trabajadores, no despidos). Uno de los empleados, que no dio su nombre, dice que hay trabajadores que no han cobrado el sueldo de diciembre ni la paga extra. No especifica cuántos. La fábrica estuvo parada el 24 de enero "por falta de materias primas y de liquidez", según Luis Lunar, secretario general de la federación agroalimentaria de CC OO de Madrid. También se queja un grupo de Royne, la marca de helados con fábrica en Leganés. Allí, los retrasos en pagos "llevan más de siete meses", denuncia Casimiro Rodríguez, presidente del comité de empresa de Royne (UGT). "Tememos por los puestos de trabajo", añade.
Al otro lado, en la contraprotesta, la pancarta reza: "Basta de manipulación. No más presión. No más chantajes de CC OO". Hay una veintena de empleados de oficina: abogados, la directora creativa del grupo, el becario del departamento jurídico... Todos defienden "a don José María". Lourdes Ribadeneira, responsable de marketing, cuenta que lleva 11 años en la empresa "cobrando perfectamente y con muchas oportunidades". "Les ha pillado la crisis, no es un problema de don José María", añade. El abogado Carlos Guerrero recuerda que Ruiz Mateos protegió a la plantilla "hace cuatro años, cuando iban a echar a la calle a la mitad, ahora es cuando deberíamos estar más unidos". Javier Pérez, el director de la fábrica, defiende que solo hay "retrasos puntuales de cuatro o cinco días" y que "la familia paga religiosamente". Mañana, según coinciden ambas partes, habrá una reunión para discutir el ERE temporal.
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