El Gobierno de Israel guarda un inquieto silencio
El régimen de Mubarak es un aliado clave en el mundo árabe
El silencio de Israel es muy notable. En 2009, cuando unas elecciones presumiblemente fraudulentas provocaron grandes protestas en Irán, Benjamín Netanyahu expresó su apoyo a la rebelión. Ante las protestas en Egipto, sin embargo, el Gobierno israelí prefiere mantener silencio. La supervivencia del régimen de Hosni Mubarak resulta esencial para la seguridad israelí. De forma confidencial, varios responsables diplomáticos expresaron ayer su "preocupación", pero opinaron que Mubarak lograría sofocar la revuelta.
"Seguimos con la máxima atención los acontecimientos en Egipto", declaró Yigal Palmor, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. Esa es la escueta posición oficial del Gobierno de Netanyahu, que no piensa emitir mensajes de apoyo ni a su aliado Mubarak ni a los manifestantes porque, según un veterano diplomático, "cualquier palabra que dijéramos podría resultar perjudicial". Formalmente, los responsables israelíes alegan que no desean inmiscuirse en los asuntos internos de un país amigo.
"Cualquier palabra que dijéramos sería perjudicial", dice una fuente diplomática
Por ahora, se confía en la estabilidad del régimen egipcio. "Mubarak no es el tunecino Ben Ali y creemos que a medio plazo logrará acabar con las protestas utilizando las vías más o menos brutales a su disposición", comentó una fuente diplomática israelí que conoce bien Egipto. "Parece bastante posible que Mubarak tenga que hacer algunas concesiones y que, hasta entonces, la policía utilice una violencia creciente, pero el régimen en sí no nos parece en peligro", añadió.
La inquietud se centra más allá del medio plazo, en las críticas elecciones presidenciales que en septiembre próximo deberían, si se cumple lo previsto, marcar la sucesión del anciano Mubarak.
"Ni el hijo de Mubarak, Gamal, ni cualquier otro posible sucesor dentro del régimen, tendrán la autoridad sobre el Ejército y sobre el conjunto del país de que disfruta el actual presidente", dijo el mismo diplomático, quien precisó que "tal vez estemos viendo a la Historia, con mayúscula, en movimiento, y tal vez ocurran cosas que ahora mismo nos parecen imposibles".
Israel se encuentra, de repente, en una situación inesperadamente compleja. Su aliado más fiel y poderoso dentro del mundo árabe, el Egipto de Mubarak, ha entrado en crisis. Y su enemigo más feroz, el partido-milicia islamista Hezbolá, ha conseguido derribar en Líbano el Gobierno prooccidental de Saad Hariri y ha colocado como primer ministro a Najib Mikati, un suní moderado pero mucho más cercano a las posiciones sirias y, en último extremo, dependiente de Hasan Nasralá, el carismático líder de Hezbolá.
Muy pocos amigos en la zona
- Egipto mantiene fuertes lazos económicos y diplomáticos con Israel desde 1979, cuando firmaron un acuerdo de paz que puso fin a años de enfrentamientos que desembocaron en cuatro guerras.
- Turquía selló con Israel en 1996 una alianza estratégica que se fue forjando durante la guerra fría. El Gobierno de Ankara reconoció a Israel desde su fundación y ha sido desde entonces su único 'amigo' musulmán. Pero los desplantes diplomáticos previos a la ofensiva de Gaza de 2008 y el asalto israelí a la flotilla humanitaria turca el 31 de mayo de 2010 han alejado a ambos países.
- Jordania e Israel pusieron fin a 46 años de estado de guerra con la firma del tratado de paz de 1994. Junto con Egipto, Jordania es el único país árabe que mantiene relaciones diplomáticas con el Gobierno de Israel.
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