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Tribuna:Economía global
Tribuna
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La internacionalización del renminbi

Nadie habría pensado hace tan solo unos años que China se convertiría en tan breve tiempo en la segunda economía del mundo en tamaño como acaba de hacerlo tras sobrepasar el PIB de Japón. Lo interesante es que el gigante económico chino, construido con la exportación de manufacturas y la inversión en capital físico, sigue siendo un enano en términos financieros. De hecho, el sistema bancario -aunque grande- sigue sobreprotegido y la cuenta de capital continúa estando cerrada. La consecuencia de todo esto es que el renminbi (o yuan) sigue sin conseguir desarrollarse como moneda de uso internacional. Conscientes de la situación y de las enormes ventajas de contar con una moneda de reserva, las autoridades chinas han decidido aprovechar la ventana de oportunidad que les está dando la crisis global, por la consiguiente debilidad de las otras grandes potencias y de sus monedas, para comenzar a internacionalizar el uso del renminbi.

Pekín utiliza Hong Kong de laboratorio para hacer de su divisa una moneda de reserva global

Como en otras ocasiones, las autoridades chinas están utilizando un laboratorio para ensayar el éxito de esta iniciativa, en concreto Hong Kong. Dentro de todas las funciones que puede desarrollar una moneda de uso internacional, las autoridades chinas están empezando a liberalizar dos: en primer lugar, el pago de transacciones comerciales internacionales en renminbis y la posibilidad de depositar esos pagos en el sistema bancario de Hong Kong; y, en segundo lugar, la emisión de bonos denominados en renminbis por parte de empresas no locales.

Aunque ambos proyectos de internacionalización empezaron muy lentamente, los últimos meses han resultado ser mucho más positivos en términos de crecimiento de los depósitos y emisiones de bonos denominados en renminbi. El cambio de actitud puede estar ligado a las renovadas expectativas de apreciación desde que Pekín anunció una modificación en el régimen de cambio de su moneda este verano. El motivo puede estar también en la fuerte volatilidad y la creciente incertidumbre sobre el valor futuro de las dos principales monedas de reserva en el mundo: el dólar y, en menor medida, el euro.

Sea como fuere, lo cierto es que el renminbi ha comenzado su camino hacia la internacionalización sin que China haya tenido que suavizar sus controles de cambio gracias a que Pekín cuenta con una plaza financiera como Hong Kong. En qué medida el experimento será exitoso depende en buena medida de que pueda progresar de forma pausada pero segura, de tal manera que Hong Kong pueda evitar burbujas de activos por un exceso de liquidez aparcada en su sistema bancario y China pueda controlar la presión de ese capital extranjero aparcado en Hong Kong para entrar en China.

Alicia García-Herrero es economista Jefe de Mercados Emergentes de BBVA Research.

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