Espías del coche eléctrico
Hay cargos de confianza que no son de fiar. Salvo que las pruebas que se van hallando sean falsas, la firma automovilística francesa Renault ha podido comprobar hasta qué punto algunos nunca fueron acreedores ni de los sueldos de que disfrutaron ni, desde luego, de la confianza que obtuvieron. Las primeras señales de alarma llegaron a la empresa en verano pasado y el trabajo de unos detectives privados facilitó a la compañía dar un golpe digno de película: el lunes 3 de enero los tres directivos sospechosos de haber vendido información confidencial sobre el proyecto de Renault de vehículo eléctrico fueron invitados a abandonar sus puestos de trabajo, quedaron suspendidos de empleo y sueldo y, por supuesto, tuvieron que dejar allí sus ordenadores.
A los detectives se han sumado los servicios secretos franceses. No hay que olvidar que el 15% de Renault sigue siendo del Estado, por lo que el Gobierno galo ha puesto el máximo interés en esta guerra comercial en la que hay muchos millones en juego. Solo en el proyecto del coche eléctrico Renault (junto con su socio Nissan) ha invertido 4.000 millones de euros y ha generado 200 patentes.
El caso aportaría abundante y sabroso material para una novela de espionaje porque, además, hay detalles relevantes que siguen siendo un misterio. Por ejemplo, ¿a quién vendieron los datos los tres directivos implicados? Según el rotativo francés Le Figaro, a una empresa china aún no identificada dedicada a la distribución eléctrica.
Seguir la pista del dinero ha sido la clave que ha llevado hasta Pekín. Según el periódico citado, a las cuentas en Suiza y Liechtenstein de dos de los tres implicados (Michel Balthazard, Bertrand Rochette y Matthieu Tenenbaum) habrían llegado hasta 630.000 euros. Como mínimo. El portavoz chino de Exteriores, Hong Lei, ya ha puesto el grito en el cielo calificando las acusaciones de irresponsables y todo parece indicar que el conflicto diplomático está servido. Por si no hubiera tensión suficiente, Louis Gallois, presidente de la aeronáutica EADS, ha dicho: "El espionaje es una realidad en China". Así que todos atentos. El coche eléctrico es el futuro y el clásico espionaje industrial, también.
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