Premio al gran estilo
Fue Lionel Messi el que finalmente se quedó ayer con el Balón de Oro, que la FIFA concede al mejor jugador de la temporada anterior, frente a sus dos compañeros, Iniesta y Xavi. El suyo no fue un gran Mundial con Argentina, pero en el Barça hizo verdaderas proezas: nada más empezar el año se convirtió en el jugador más joven de ese club que alcanza los 100 goles y luego, con 34, fue pichichi de la Liga. Pero hay otras gestas que quedaron marcadas en la memoria de cualquier aficionado: los cuatro goles que le marcó al Arsenal en la Champions. O el que le hizo al Zaragoza: robó la pelota, se fue de varios defensores, mareando al tercero con un doble requiebro, y machacó al portero como quien no quiere la cosa.
Seguramente Messi es ahora mismo el futbolista más prodigioso del mundo entero, capaz de inventar la jugada más inverosímil, de regatear al mayor número de rivales, de proceder con la pelota como si formara parte de su propio cuerpo, pero el Balón de Oro le podría haber tocado a cualquiera de los tres. Iniesta no le va a la zaga en finura y en habilidad para salvar escollos, y tiene el don de la oportunidad, que en el fútbol es un talismán que no tiene precio. En cuanto a Xavi, es el que mejor encarna un estilo donde gobierna la inteligencia y reina el juego colectivo, y que ha hecho del pase y el toque toda una filosofía. Para disfrutar, para maravillar y para ganar.
La marca viene de lejos y tiene nombre propio: Johan Cruyff. Controlar el balón, moverlo con criterio, ocupar bien los espacios, marcar las pautas, dominar. Y, justo entonces: fulminar al rival. Es el gran estilo que el Barcelona lleva luciendo desde hace varias temporadas y sus triunfos confirman que no improvisa, que detrás hay una escuela (la Masia) y horas de trabajo. La particularidad de esta historia es que esa voluntad de combinar el talento con el placer y con la efectividad ha pasado a la selección española, aunque ahí no jugara Messi. El resultado: campeones del mundo.
Hay todavía otra nota más, que explica por qué el triunfo de ayer de Messi lo celebraron también Iniesta y Xavi como si fuera propio. Se llama humildad, y es algo que tienen los tres y que también puede lucirse en un campo de fútbol.
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