Te quiero negro
Rockstar es a los videojuegos lo que HBO (los creadores de Los Soprano o The Wire) a las series de televisión: una máquina de facturar clásicos con pocos tropiezos. Si en 2010 consiguieron que el mejor juego del año perteneciera a un género tan olvidado como el de los vaqueros (Red Dead Redemption), en 2011 la joya va a ser L. A. Noire. Ambientado en Los Ángeles a finales de los cuarenta y con influencia de la novela negra, los jugadores se pondrán en la piel de Cole Phelps, un detective novato de la policía que tendrá que investigar multitud de casos. Dos mil doscientas páginas de guión (la misma cantidad que hay detrás de dos temporadas de una serie de televisión) y una revolucionaria técnica llamada MotionScan para captar gestos de actores reales y trasladarlos al juego completan el puzle. La intención es la de crear personajes llenos de matices. No será lo mismo presionar a un interrogado con una determinada prueba que chantajearlo con otra. Veremos si la audiencia aprueba este giro hacia lo adulto y reflexivo en la compañía que puso de moda matar prostitutas y viandantes a lo loco en Grand Theft Auto.
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