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"Es una falta de respeto al Parlamento y al partido"

Malestar en el PNV por el plantón de sus militantes

"No compartimos ni defendemos que no comparezcan ante la comisión de investigación. Es una falta de respeto al Parlamento y al partido". Así de tajante se mostró ayer un portavoz oficial del PNV ante el plantón que dieron Iñaki San Juan, ex edil de la formación en Leioa, el ex burukide alavés Aitor Tellería y su esposa, Araceli Bajo, a la comisión de la Cámara que investiga las presuntas tramas de corrupción y espionaje denominadas caso de Miguel y Tellería. Una vez más, la actuación de los imputados ha dejado en una situación incómoda a la ejecutiva del partido.

"Estas personas están actuando por su cuenta", recalca el citado portavoz, que recuerda que los imputados ya no tienen ningún cargo en el PNV. El EBB, añade, no puede más que reiterar la petición realizada meses atrás por su presidente, Iñigo Urkullu, para que entreguen su carné. "No han querido hacerlo y no podemos suspender su militancia de forma cautelar. Hasta que no se demuestre que han hecho algo no podemos darles de baja", afirman los peneuvistas. Esto no impide que, a renglón seguido, el partido insista en que la comisión parlamentaria tiene como principal objetivo "intentar hacer daño al PNV de cara a las elecciones".

Los imputados encadenan los desafíos a todo tipo de instituciones
"Estas personas actúan por su cuenta", recalca un portavoz del EBB
"No podemos suspender su militancia de forma cautelar", añade
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Desde que se realizaran las primeras detenciones en marzo pasado, los principales imputados -de momento hay 15, en su mayoría cercanos al núcleo del poder del PNV alavés presidido por Iñaki Gerenabarrena- han ido encadenando los desafíos hacia todo tipo de instituciones. Así, a finales de julio, seis días después de que Urkullu les exigiera públicamente que entregaran su carné para limitar el daño a la imagen del partido, dos de los imputados, el ex diputado foral Alfredo De Miguel y el ex gerente del parque tecnológico de Miñano, Alfonso Arriola, dejaron boquiabiertos con su presencia a los asistentes de una asamblea de Caja Vital: aunque eran compromisarios, nadie les esperaba teniendo en los votos necesarios estaban garantizados. Allí se fundieron en un cálido abrazo para mandar un aviso a navegantes y exhibir que no tenían nada que esconder.

En septiembre, los abogados de Tellería y los dos ertzainas imputados por la trama de espionaje, Carlos Lau y Jesús Acha, abrieron otro frente judicial para intentar revelar las fuentes de los periodistas que informaban sobre la cuestión, consiguiendo que fuesen citados primero como imputados y después como testigos. El pasado lunes, San Juan, que no ha sido imputado por los hechos pero figura como administrador de dos empresas que recibieron contratos sospechosos del Departamento de Cultura, dio plantón a la comisión. Y ayer, la Presidencia de la Cámara recibido un burofax en el que Tellería y su esposa decían que no comparecerán esta mañana.

En paralelo, los imputados han recibido la colaboración desde los representantes del PNV en la comisión de la Cámara -Nerea Antia y María Eugenia Arrizabalaga, dos personas de la máxima confianza de los líderes peneuvistas de Álava y Guipúzcoa, representantes del sector más soberanista del partido-. Antia y Arrizabalaga intentaron, sin éxito, que fueran llamados a declarar los periodistas que informaron sobre el presunto espionaje político y personal del juzgado para encauzar el foco mediático hacia su teoría de las filtraciones interesadas y conseguir que los hechos investigados por la justicia pasen a un segundo plano. Gerenabarrena fue, desde el principio, uno de los principales impulsores de la estrategia de insistir en el interés que tienen los demás en desgastar la imagen de partido de cara a los comicios, sin alzar demasiado la voz contra los imputados.

Con una investigación judicial que se antoja larga antes de que el juez Roberto Ramos, titular del juzgado de Instrucción número cuatro de Vitoria y el fiscal jefe de Álava, Josu Izaguirre, esclarezcan el alcance de lo ocurrido, el partido hizo suyo parte del discurso de Gerenabarrena para afrontar una incómoda comisión de investigación en la Cámara vasca, avalada por todas las demás formaciones (PSE, PP, Aralar, EB, EA y UPyD).

Urkullu respaldó esta postura con un artículo en su blog (urkullu.eu) en el que acusaba lunes al "bipartito PSE-PP" de intentar "desprestigiar" a su partido habilitando el mes de enero para que las comisiones De Miguel y Margüello sigan sus pesquisas, mientras "una veintena de proyectos de ley enterrados en el cajón". El citado portavoz del EBB reconoce que, de haber sabido que San Juan, Tellería y su esposa iban a negarse a comparecer, Urkullu probablemente hubiera añadido algún párrafo a su texto criticando el desaire a la Cámara vasca. Queda por ver si este enésimo desafío de los imputados propicia que el máximo dirigente del PNV rompa con la inercia actual y vuelva a los mensajes rotundos de tolerancia cero que mantuvo al principio. En marzo pasado, poco después de que forzara la dimisión de sus cargos institucionales de todos los implicados, Urkullu llegó a decir que "puede que alguna hoja se pudra", en alusión a la supuesta trama corrupta, pero "el árbol

[del PNV] seguirá en pie, vivo y fuerte".

"Espero, dicho sea de paso, que la actitud de este señor [San Juan] no obedezca a una estrategia acordada por los jeltzales y no tengamos que volver a repetir eso de que al PNV sólo le importan las instituciones cuando él las gobierna", recalcaba en su respuesta a Urkullu el secretario general del PSE en la Cámara, Oscar Rodríguez. En su bitácora (oscarrodriguezvaz.blogspot.com), el parlamentario socialista sugirió al presidente del PNV que frecuente más el Parlamento vasco para no incurrir en errores sobre la comisión de investigación del supuesto caso de cohecho y para que quede claro quién dirige el partido, si él o Joseba Egibar.

Rodríguez achacó al "desconocimiento" el hecho de que Urkullu haya dicho que PSE y PP acordaran habilitar enero sólo para "impulsar comisiones de investigación contra el PNV", ya que durante este mes también se discutirá la ley antitabaco vasca y porque el plan de trabajo lo acordó la propia comisión parlamentaria del caso De Miguel.

Rodríguez rechazó, como sostiene Urkullu, que deban ser los tribunales los que juzguen estos casos y recalcó que una cosa es el trabajo judicial para determinar si se cometieron hechos delictivos, y otra la comisión parlamentaria para depurar responsabilidades políticas y "hacer recomendaciones para mejorar el funcionamiento de la Administración". Ambas tareas son "complementarias", añadió.

"Quizás sería pertinente que frecuentase usted más el Parlamento, o incluso que se presentase a las elecciones para formar parte del mismo. De esa forma no tendría yo que explicarle estas obviedades. Y, además, igual a todos nos quedaría un poco más claro quién dirige y lidera el PNV, si usted o el señor Egibar", destacó Rodríguez.

También resaltó que así "se podrían aliviar las más que notables diferencias de criterio y opinión" del PNV "en función del portavoz que hable" y se podrían "solventar algunos problemas de interlocución" de esta formación con el resto de los partidos. Tal vez así, concluyó Rodríguez, los afiliados de su partido "le harían caso" cuando les pida que entreguen el carné.

Demasiados frentes

Al PNV se le agolpan las preocupaciones en torno al fantasma de la supuesta corrupción de algunos de sus afiliados. Mientras se suceden las escaramuzas de la incipiente comisión De Miguel, aún aguarda la reanudación de los trabajos del caso Margüello , que ya va despejando las incógnitas y no son, desde luego, nada halagüeñas para la etapa de Gabriel Inclán. Y todavía queda que en las Juntas Generales de Álava tome cuerpo el debate sobre la supuesta corrupción urbanística en Zambrana. Al hilo del deseo de Urkullu, a buen seguro que el PNV hubiera preferido hablar en enero de proyectos de ley pendientes.

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