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Reportaje:

Situación límite en el Pontevedra

Los jugadores granates anuncian una huelga para el próximo fin de semana

Una historia y una mística que entronca con el Eiriña, el Alfonso o el "hai que roelo" envuelven al Pontevedra y le dan un carácter del que no pueden presumir todos los clubs de fútbol. Para la ciudad su equipo es seña de identidad, un orgullo que propicia que la cifra de abonados, más de 3.000, sea superior al aforo que suele presentar Pasarón. La gente paga el carnet porque ser granate es ser pontevedrés, pero el club, que hace apenas unos meses flirteó con el ascenso a Segunda A y galvanizó una importante movilización social, pasa ahora por los momentos más críticos de los últimos años.

Jugadores y empleados no cobran. Los primeros han pasado a la acción y anuncian una convocatoria de huelga. Si no les pagan antes del sábado iniciarán un paro de 48 horas que impedirá que el equipo se presente a jugar contra el Vecindario en el partido que abre la segunda vuelta.

Después de perder ayer contra el Lugo, el equipo roza los puestos de descenso
El plantel más caro de Segunda B lleva cuatro meses sin cobrar sueldos
Nino Mirón vende el 62% de acciones si los títulos se los reparte la afición
Rafael Louzán pide que personas nuevas tomen el timón del equipo

"Queremos jugar al fútbol, pero también cobrar todo lo que se nos debe y obtener además una solución para el resto de la temporada", apunta el brasileño Igor de Souza, uno de los capitanes. "Llevamos cuatro meses sin percibir nuestras nóminas y hay situaciones personales que son límite", apunta Santi Amaro, otro de los pesos pesados en la caseta. "Los que mandan son los que tienen que encontrar una solución", incide Igor. Pero cuando él y su compañero Sergio Castaño acudieron a las dependencias del club para entregar el aviso de convocatoria de huelga se encontraron con que sólo estaban las secretarias.

El presidente Nino Mirón está delicado de salud y al preguntar por el director general Fran Crujeiras les contaron que estaba de vacaciones. Ambos buscan una salida del club. Crujeiras, que llegó hace dos veranos para dar un barniz profesional a la gestión de la entidad y encontrar nuevas vías de financiación, presentó hace tres meses su dimisión, pero Mirón le pidió un esfuerzo más para encontrar dinero. No lo ha conseguido. El Pontevedra necesita con urgencia medio millón de euros para afrontar gastos inmediatos de tesorería y además tiene sobre sí la amenaza de la huelga de sus futbolistas.

Va para diez años que Mirón llegó a la presidencia del equipo. Constructor de éxito, la crisis del ladrillo ha propiciado que su chequera palidezca. Sus hagiógrafos aseguran que se ha dejado más de tres millones de euros en el fútbol. Peleó por llevar al equipo a Segunda A y lo consiguió en junio de 2004, pero el objetivo se esfumó en apenas una temporada. Hace dos años lanzó un último órdago con el fichaje de Crujeiras, que tenía pactados unos ingresos anuales superiores a los 70.000 euros y montó en un equipo con los exigüos ingresos de un Segunda B una ambiciosa estructura en la que tenían cabida directores comerciales o de marketing y comunicación.

Ahora enfermo, cansado y decepcionado, Mirón anuncia que vende sus acciones, el 62% del total de la Sociedad Anónima Deportiva, por un solo euro. Aunque pone condiciones: que se le libere de dos avales personales por importe de casi 600.000 euros y que se reconozca una deuda cercana del club hacia su persona por cerca de un millón de euros. Quiere, incluso, fijar la hoja de ruta que pueda seguir el club sin él al frente porque exige que sus acciones se vendan en paquetes inferiores al 5% del total y que no pueda haber un único accionista que se quede con el 50% de los títulos del club, ambición que cierra las puertas a un inversor fuerte y dificulta la transmisión del control de la entidad. "Lo que precisa el club es un cambio global", propugna Rafael Louzán, presidente de la Diputación y del PP provincial, futbolero y miembro del Consejo de Administración. "Hay que agradecer y mucho a las personas que han hecho posible disfrutar a la afición granate en los últimos años, pero tiene que comenzar claramente otra etapa con la implicación de nuevas personas", asegura. Él mismo, junto al conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, el alcalde de la ciudad, Miguel Anxo Fernández Lores, y otros dirigentes políticos de todos los partidos vistieron el año pasado una réplica retro de la camiseta del club que asombró a España venciendo al Real Madrid y al Barcelona en los años del "hai que roelo", para empujar al equipo en el play off de ascenso a Segunda. Sin éxito.

El caos institucional se refleja en el terreno de juego. Mirón sostenía al empezar la temporada que el club sólo era viable lejos de Segunda B. Ahora, tras caer ayer en Pasarón ante el Lugo, ronda los puestos de descenso a Tercera con la plantilla más cara de la categoría. Y los futbolistas quieren ya el dinero que se les adeuda porque temen que una previsible Ley Concursal les deje sin buena parte de esos ingresos. "El club tiene muchas opciones de salir adelante", sostiene Santi Amaro, que recuerda que en el vestuario hay jugadores cotizados y que el mercado se acaba de abrir. Con todo, la ciudad ha comenzado a movilizarse y ya circulan rifas para impedir que la convocatoria de huelga se haga efectiva. La deuda del club es de 2,5 millones de euros, nada insalvable si alguien toma decisiones.

Cargos institucionales de todos los partidos apoyaron al Pontevedra en la fase de ascenso a Segunda, el año pasado.
Cargos institucionales de todos los partidos apoyaron al Pontevedra en la fase de ascenso a Segunda, el año pasado.EL PAÍS

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