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El Carme quiere aire

Vecinos del centro histórico de Valencia reclaman los solares de la futura ampliación del IVAM hasta que empiecen las obras

Pablo Ferri

Ya hace 11 años que se habla de la ampliación del IVAM. Las instituciones se empeñan en que el proyecto no se ha estancado, que goza de buena salud, que las casas que hay que tirar para las obras se van a tirar "de inmediato". Pero nada.

La última que habló al respecto fue la consejera de Cultura, Trinidad Miró, quién aseguró en agosto que el Consell derribaría las fincas para la ampliación, que lo haría "de inmediato". Pero nada. Por eso, la asociación vecinal Amics del Carme se ha juntado con el estudio de arquitectos Eka para tratar de darle una salida provisional a las fincas ruinosas donde el IVAM estrenará musculatura. Quieren el solar. Quieren vestirlo de jardines, huertos para uso escolar, un rocódromo y demás equipamientos públicos; y quieren negociar con las instituciones.

El barrio ganaría 3.000 metros cuadrados de suelo público
La idea de los vecinos es hacer lo mismo en todos los solares

Toni Cassola, de Amics del Carme, y David Estal, de Eka, presentaron ayer su proyecto justo delante de las fincas de la ampliación, a espaldas del museo. Estal asegura que una vez derribados los inmuebles, asunto del que debe encargarse el IVAM, "tan solo harían falta entre 15.000 y 20.000 euros para acondicionar el solar". El Ayuntamiento de Valencia ha gastado 64.000 euros en cambiar las macetas del puente de las Flores este mismo mes. "Total, que estamos hablando de una cuestión de voluntad", apunta Cassola. "Sabemos que la confrontación y la exigencia no es la manera de que nos escuchen", reflexiona, "por eso pedimos diálogo, reunirnos, que nos hagan caso". De momento, han hablado con un asesor del concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, quien les ha contestado que hablará con su jefe para ver qué se puede hacer. Además, han contactado a los responsables del IVAM, aunque estos dicen que hay que esperar a que se hagan las catas arqueológicas pertinentes en el subsuelo. La parálisis, por tanto, acecha al proyecto vecinal.

"Hay que darle un empujón a este barrio", enfatizaba ayer Cassola. Al margen de sus problemas históricos, del ruido, el envejecimiento de la población o la presión del tráfico, El Carme sufre un agobio innecesario. Los vecinos cuentan por decenas los solares que podrían disfrutar pero que, de momento, no guardan más que pedruscos y selvas espontáneas. "Al acabar la Segunda Guerra Mundial", evoca Estal, "Ámsterdam tenía un montón de solares por los bombardeos y poco dinero. El arquitecto municipal, Aldo van Eyck, lanzó un plan para reactivar esas zonas degradadas convirtiéndolas en parques infantiles y cosas por el estilo. Aquí, salvando las distancias, podemos hacer lo mismo", argumenta.

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No se trata de un proyecto aislado. Cassola y Estal inciden en la importancia de luchar por los solares de El Carme, de darles vida. "Es que es interesante", coincidían ambos, "solo con el solar del IVAM ganaríamos más de 2.000 metros cuadrados".

Propuesta de los vecinos para la esquina de la calle de la Beneficència con la de Na Jordana.
Propuesta de los vecinos para la esquina de la calle de la Beneficència con la de Na Jordana.SANTIAGO CARREGUÍ

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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