Mas desmenuza Medio Ambiente
El presidente divide el departamento entre Política Territorial y Agricultura - Los ecologistas temen que el área quede supeditada a los intereses económicos
El nuevo presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha borrado de su Gobierno el Departamento de Medio Ambiente que, creado por Jordi Pujol en 1991, se acercaba a su vigésimo aniversario. A partir de hoy, las competencias en esta materia quedan divididas entre Agricultura y Política Territorial, dos de las carteras con las que ha protagonizado más enfrentamientos en los últimos años. Más de un centenar de asociaciones ecologistas firmaron un comunicado en contra de la desaparición de ese departamento a principios de diciembre, cuando se temían la medida que ahora se ha consumado.
Caza y pesca fluvial, los bosques, la biodiversidad, la prevención de incendios, la protección de la fauna, la flora, los servicios de parques y la gestión forestal dependerán de Agricultura, capitaneada por Josep Maria Pelegrí. Los ecologistas temen que las peleas por los caudales ecológicos, por las áreas de regadío y por aquello que se puede y no se puede cultivar en las zonas protegidas -que hasta ahora libraban avalados por Medio Ambiente, cartera que gestionaba ICV- queden ahora supeditadas a los intereses agrarios.
Algo similar ocurre con las materias que afectan a la calidad ambiental, al cambio climático, a los residuos, al agua y al impulso de las energías renovables. Desde hoy, el Departamento de Política Territorial, dirigido por Lluís Recoder, que se encargará de elaborar los planes urbanísticos y los proyectos en todo tipo de infraestructuras, como carreteras, transportes y obras públicas, será el mismo que evalúe su conveniencia ambiental.
"¿Quién estará subordinado a quién? Es una paradoja", resumió ayer el ecosocialista Salvador Milà, consejero de Medio Ambiente entre 2003 y 2006. A su entender, es difícil que Recoder "pueda llegar a todo". Le espera una tarea titánica.
La responsabilidad energética no está definida con claridad. El impulso a las renovables, según el decreto del 27 de diciembre que establece las competencias, depende de Política Territorial, pero Energía queda en manos del Departamento de Empresa y Ocupación.
Mas argumenta su decisión en la necesidad de reducir departamentos en tiempos de crisis. La medida echa por tierra el paso decisivo de Jordi Pujol, que en 1991 fue pionero en dar el máximo rango a esta materia. Cinco años después, José María Aznar siguió sus pasos y creó el primer Ministerio de Medio Ambiente.
"Acabará perdiendo el medio ambiente", vaticinó ayer Milà. Hay un error conceptual, que es no entender el papel del medio ambiente en las sociedades avanzadas", añadió Milà.
2Esa impresión la comparte el diputado Jordi Terrades (PSC). "Muchos de los problemas de nuestra sociedad son ambientales. La división indica que las políticas medioambientales no serán la prioridad de este Gobierno. Y eso, en el primer decenio del siglo XXI no se puede permitir", opinó. Aunque dio un voto de confianza a Mas: "Habrá que ver sus primeros pasos".
Mientras se sucedían ayer las críticas de los ecologistas, Pelegrí y Recoder asumían las competencias de manos del anterior consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar. Baltasar dijo estar convencido de que trabajarán "con el mismo entusiasmo" que él y su equipo. "Somos herederos de la conciencia medioambiental de Baltasar", dijo Pelegrí.
El especialista en biodiversidad de Ecologistas en Acción, Jaume Grau, defendió, sin embargo, que la opción de CiU supone también un "retorno al pasado". "Que no haya una consejería propia, cuando antes la había, siempre es un retroceso", le apoyó su homólogo en WWF, Luis Suárez. "Se podría asumir si se aplicase de una manera transversal, pero el medio ambiente quedará subordinado a otras cosas... Incluso se está hablando de hacer más trasvases", recordó Grau, en referencia a la posibilidad de trasvasar agua del Ródano. Mas siempre se ha mostrado partidario de los trasvases frente a las desaladoras por ser muy caras de mantener y poco sostenibles.
Expertos del mundo del agua, que pidieron no ser identificados, apuntaron que lo primero será solucionar la deuda de la Agencia Catalana del Agua, "que no tiene un duro en el cajón". "Es importante ver quiénes serán los directores generales. La medida por sí sola genera desconfianza", opinó el presidente de la asociación AEMS Rius amb Vida, Ferran Llargués. El presidente de la sección de Derecho Ambiental del Colegio de Abogados de Barcelona, Josep Lluís Salazar, afirmó: "La partición es una mala señal. Está por ver que las dos consejerías se coordinen correctamente. Quizá en un futuro Medio Ambiente esté tan asumido que se podría eliminar, pero ahora es prematuro".
El mundo agrario puso el contrapunto a las dudas y el escepticismo. "La unión quizá servirá para que se entiendan más las actividades agrarias como complemento", dijo el coordinador nacional del sindicato Unió de Pagesos, Joan Caball. La entidad Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC) recordó que Pelegrí es hijo de payeses y le pidieron que saque al sector de las "curas intensivas" en donde consideran que está.
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