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El Ayuntamiento denegó la licencia de obras de la reforma del hospital Clínico

Elena G. Sevillano

La Consejería de Sanidad quería reformar las urgencias del hospital Clínico San Carlos. El servicio se había quedado pequeño para atender a tantos pacientes. Más allá de los problemas de personal, el espacio ya no daba más de sí. En 2007 las urgencias tenían 2.260 metros cuadrados construidos, cuando el plan funcional del centro decía que se necesitaban más de 5.500. Había que doblar la capacidad sin cambiar las urgencias de sitio. Y para ello, la ampliación tenía que consistir en una edificación adosada a la fachada. Tres plantas: dos superiores dedicadas a la actividad asistencial y una en el sótano para albergar las instalaciones de climatización.

Pero había un problema. Casi todo el edificio hospitalario está protegido, catalogado con un nivel 2 (estructural), que obliga a preservar la volumetría y los elementos arquitectónicos más destacados. El Ayuntamiento de Madrid tuvo claro que un añadido a la fachada este, la que da a la calle del Profesor Martín Lagos, frente a la Fundación Jiménez Díaz, modificaba demasiado la estructura. El Consistorio denegó la licencia urbanística para ampliar y reformar el servicio de urgencias y también la licencia que le había pedido la Comunidad para llevar a cabo las obras de la fase II del plan director del hospital. El Gobierno regional optó por saltarse el obstáculo: declaró la urgencia y el interés general de las obras.Las denegaciones de las licencias urbanísticas llegaron el 15 de junio de 2007 y el 10 de agosto del mismo año. Un poco antes, en abril, una reunión conjunta de dos comisiones de patrimonio (la Comisión local de patrimonio histórico de la Consejería de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid y la Comisión de Control y Protección del Patrimonio del Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructura) había informado desfavorablemente la consulta sobre las obras que pensaba hacer la Consejería de Sanidad.

Las comisiones de patrimonio consideraron que la reforma implicaba una modificación de la envolvente y que la fachada sureste quedaba alterada de forma significativa. Además, recomendaron situar la ampliación en otra ubicación "que no afectara a los valores del edificio catalogado". El hospital Clínico está dentro de la Ciudad Universitaria, sobre un solar de 80.000 metros cuadrados. Tanto los terrenos como el edificio pertenecen a la Universidad Complutense, pero la Comunidad de Madrid asume la gestión integral del edificio a través de un concierto. El inmueble está catalogado con un nivel 2 de protección y está dentro del ámbito del plan especial de la Ciudad Universitaria, aprobado en el año 2000.

Cuando el Ayuntamiento denegó las licencias, la Comunidad tuvo claro que no iba a poder cumplir la ordenación urbanística. Optó entonces por saltársela recurriendo al artículo 161 de la Ley del Suelo, que permite a la Administración esquivar las normas urbanísticas municipales si existe "interés general". La Consejería de Sanidad solicitó la declaración de "urgencia e interés general" para las obras de la urgencia y para seguir con la fase II del plan director del hospital. El Consejo de Gobierno acordó el 16 de julio de 2009, solo unos meses después de que Sanidad se lo pidiera, declarar el interés general de las obras.

El Gobierno regional anunció la semana pasada que la reforma del Clínico está a punto de acabar. La fase II, que básicamente consiste en reformar las habitaciones del ala norte -algunas contaban con hasta seis camas y los pacientes tenían que salir al pasillo para ir al baño-, terminará en marzo del año que viene, anunció el consejero de Presidencia, Francisco Granados. A solo dos meses de las elecciones. Precisamente esos dos meses son los que ha ganado la Comunidad modificando el contrato de obras. Los 48 meses de ejecución previstos se han reducido a 46. En marzo Esperanza Aguirre podrá inaugurar la última reforma del Clínico, la que acaba con 20 años de obras casi ininterrumpidas en el centro. La llamada fase 0 empezó en 1991.

Aguirre inauguró las nuevas urgencias del hospital en octubre de 2009. Solo unos meses después de solicitar el interés general de la obra y de que la Consejería de Sanidad reconociera por escrito que la situación de este servicio del Clínico era insostenible. En los escritos en los que pedía la declaración del interés general, aseguraba que la ampliación y remodelación del servicio de urgencias eran necesarias "al haberse sobrepasado todas las previsiones". La "situación crítica" en la que se encontraba el servicio obligaba "a una remodelación inmediata de este área". Esas comunicaciones tienen fecha del 22 de diciembre de 2008, el 16 de febrero de 2009 y el 23 de marzo de 2009.

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El Defensor del Pueblo inició en enero de 2009 una investigación específica sobre el "grave problema" de las urgencias de los hospitales madrileños. Su atención se fijó en dos: el 12 de Octubre y el Clínico. Entonces los pacientes del Clínico se hacinaban en la sala A de las urgencias, algunos sin tomas de oxígeno y prácticamente tocándose de una camilla a otra. El Clínico atendía a una media de 430 enfermos diarios en urgencias.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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