Una maestra 'látigo' del tripartito
Irene Rigau ha sido el látigo, la artillera contra la política educativa del tripartito. Diputada implacable, tenaz, le toca ahora tomar las riendas de un sector convulso. En su perfil figuraba lo que algunos leían como una anotación en contra: ya había sido consejera con Jordi Pujol (de Bienestar y Familia, entre 1999 y 2003). No ha sido así y Mas le ha confiado el segundo departamento en volumen de gasto de la Generalitat (tras el de Sanidad) con casi 6.000 millones de presupuesto.
No se puede decir que no conozca la educación por dentro. Esta maestra y psicóloga ha ejercido de profesora en primaria y secundaria y ha impartido clases en la universidad. En la oposición, le ha seguido tomando el pulso al sector con reuniones con familias y profesores.
No lo tendrá fácil. Le toca, y ella lo ha dicho, levantar la moral en las escuelas y mejorar el clima con los sindicatos. Defensora confesa de la convivencia de la escuela pública y de la concertada, llega al Departamento después de que con el tripartito la pública haya crecido en plazas del 60% al 63% y haya bajado la concertada. Ahí se sabe vigilada por los sindicatos, por la izquierda y por muchos profesores que creen que CiU practicó una política permisiva con los centros concertados.
Látigo pero también pragmática. Se ha sentado a negociar con el ya ex consejero Ernest Maragall asuntos como la ley de educación, la inmersión lingüística y la tercera hora de Castellano. Ha cargado, en cambio, contra el aumento de los barracones, la falta de plazas de guardería y el fracaso escolar. Ya ha hecho sus primeros guiños: anunciar que los centros que quieran la jornada intensiva en junio podrán volver a hacerla y que la semana blanca pasará a mejor vida.
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