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ESTA SEMANA
Columna
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Riesgos

Las cajas de ahorro en particular y el sistema financiero, en general, volverán a estar en el centro de la atención en el que año que tenemos por delante. Su saneamiento resultará vital para el sostenimiento de nuestra economía y ya nadie duda de que los retos a los que tienen que hacer frente van a ser de tal envergadura que todos dan por buena su profunda transformación. De hecho, el propio presidente Griñán no descarta que, al final, no queden en nuestro país más que cuatro o cinco cajas. A su juicio, las decisiones que se tienen que adoptar no tienen por qué mirar al nacionalismo y sí, en cambio, a que sean finalmente solventes. Con esa reflexión como telón de fondo, Cajasol culmina esta semana su integración en una fusión fría o SIP con Caja Navarra, Caja Canarias y Caja de Burgos para la constitución de Banca Cívica, con sede en Madrid. Todo eso mientras Caja Granada ya se encuentra incorporada en otra, la de Mare Nostrum, con otras entidades foráneas. Para completar el cuadro, queda Unicaja, que junto con Ibercaja constituyen piezas sueltas de un puzzle que pronto sabremos si se fusionan también.

Sin embargo, a pesar de estos movimientos y a tenor de los cálculos que realiza el propio Griñán, no se descarta que sean necesarios nuevos pasos para reforzar la solvencia de aquellos grupos en los que se integran las cajas andaluzas. Y una vez más, "el ladrillo" puede estar detrás de estos impulsos. Hay que recordar esa orden del Banco de España para que bancos y cajas se desnuden y muestren toda su exposición al riesgo inmobiliario. Una medida que entrará en vigor a comienzos del próximo ejercicio y que va a poner de manifiesto el verdadero impacto que ha podido tener la crisis inmobiliaria en sus cuentas. Sirva como ejemplo la valenciana Bancaja, que acumula, según lo declarado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, 3.600 millones de euros en pisos, promociones y ejecuciones inmobiliarias que se quedan en su propiedad por impago. Se trata de una cifra récord a la que se acerca la que ofrece otra caja levantina, la CAM, por un importe de 3.200 millones. Dos entidades seriamente comprometidas y abocadas a fusionarse. Las dos, por cierto, bajo el control del PP valenciano, formación que, hasta antes de estallar el caso Gürtel, aquí nos querían poner de ejemplo y buen gobierno. Lo cierto es que en los próximos días también conoceremos lo que acumulan a este respecto las cajas andaluzas o lo que queda de ellas. Lo importante, en todo caso, es que se sanee el sistema, como señala Griñán, aunque está por ver si, en efecto, serán capaces de mantener eso que llama el presidente "naturaleza andaluza".

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