Miles de estudiantes rechazan en Italia el recorte universitario
Los manifestantes critican la reducción de fondos para investigación y becas
Decenas de miles de estudiantes marcharon ayer en Roma y una decena de ciudades italianas contra la Ley de Reforma de la Universidad, que el centro-derecha se dispone a aprobar hoy a marchas forzadas en el Senado, cuya sede ha permanecido acordonada por impresionantes medidas de seguridad.
Desde Milán a Turín, Bari, Venecia, Ancona, Nápoles, Cagliari o Palermo, los manifestantes pidieron la dimisión del primer ministro, Silvio Berlusconi, y de la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, autora de una reforma que los estudiantes consideran "ultraliberal y anticonstitucional".
Las manifestaciones transcurrieron de forma pacífica, salvo esporádicos incidentes. Los más graves, que los movimientos estudiantiles achacaron a elementos ajenos a la protesta, se produjeron en Milán, Turín, Nápoles y, sobre todo, Palermo, donde hubo choques entre policías y un millar de manifestantes, aunque no se produjeron heridos de gravedad.
En Roma se congregaron entre 20.000 y 30.000 jóvenes, que evitaron el centro histórico y la zona roja cercana al Parlamento, blindada por cientos de agentes antidisturbios, para pasear con calma por la periferia. En la cabeza de la marcha se veían pancartas con eslóganes como "Derecho a disentir, huelga general ya", "Basta de velinas [azafatas televisivas] en el Parlamento" y "La Mafia agradece al Gobierno la muerte de la instrucción".
Un grupo de estudiantes acudió por la tarde al palacio del Quirinal para reunirse con el presidente, Giorgio Napolitano, y pedirle que no promulgue la ley si el Gobierno no acepta modificarla antes. Napolitano escuchó a los estudiantes y les prometió que examinaría sus propuestas.
En los últimos días, el centro- derecha había tratado de deslegitimar las protestas acusando a los estudiantes de ser "asesinos potenciales" y solicitando incluso arrestos preventivos por los actos violentos del día 14, cuando la manifestación de Roma degeneró en graves incidentes al conocerse la noticia de que Berlusconi había superado una moción de censura.
El martes, el primer ministro aumentó la indignación de la oposición y los movimientos contrarios a la ley al acusar a la izquierda de "fomentar la violencia".
La oposición a la reforma Gelmini, en discusión desde hace dos años, ha ido creciendo según se acercaba el momento de su aprobación definitiva. La ministra, que ayer se mostró por fin abierta al diálogo, defiende que su proyecto promoverá el mérito, acabará con las contrataciones de parientes y amigos, limitará los poderes de los barones (los rectores políticos) y dotará de mayor transparencia a las oposiciones.
Según los estudiantes y la oposición, la norma deja sin futuro a la universidad pública porque reducirá su autonomía, recortará enormemente los fondos dedicados a la investigación y las becas y privatizará de hecho la gestión de los centros educativos.
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