_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cuerpo herramienta

Se dice que se hace algo "por deporte" cuando se quiere significar la gratuidad o al menos una cierta despreocupación por las recompensas materiales. Hoy es cada vez más difícil atribuirle sentido a esta acepción porque el deporte se está convirtiendo en uno de los ámbitos donde más protagonismo tiene el dinero, la expectativa de una gratificación económica. Es habitual que se nos presenten listas de deportistas ordenados según los ingresos que consiguen. Es moneda corriente hablar de fichajes millonarios, es decir, tratar como una partida contable y rentable el talento deportivo de un jugador.

La organización de eventos deportivos, sobre todo si son mundiales u olímpicos, se ve o se presenta esencialmente como un hecho económico, como una oportunidad de ganancia material. Otras consideraciones - ligadas a la pedagogía, la estética o la higiene de vida, por ejemplo- no sólo no suelen constituir el núcleo duro del proyecto y su debate, sino que son, si son, pobremente abordadas. Desde infinidad de fuentes, en fin, se sustenta la evidencia de la colosal dimensión de negocio, o la dimensión de colosal negocio que supone hoy el deporte. Con el impacto que todo ello tiene en el terreno de los principios, desde el comienzo, porque no hay que olvidar que el deporte se aprende, es decir, se enseña.

Está claro que hacer deporte por hacer, por placer, no es lo mismo que hacerlo por dinero. Que hacer deporte por puro "amor al arte" (otra expresión amenazada de anacronismo y cuyo sentido se ha vuelto por ello tan importante defender) no revela o activa el mismo paisaje interior que hacerlo para ganar. En el primer caso estamos en el vecindario generoso de la superación, en el segundo, en el tiránico territorio de la competitividad. En el primero el otro es un compañero, un colaborador necesario; en el segundo, necesariamente un rival. En el primero, el cuerpo es una fuente de sorpresas y de alegrías, porque la actividad física hace que vayamos a más y a mejor, que nos descubramos nuevas aptitudes, o lo que es lo mismo, el cuerpo se refuerza en su condición de sujeto. En el segundo caso, el cuerpo se convierte en un campo de batalla; en un patrón de medir insatisfacciones o insuficiencias, en una materia elástica sometida cada vez a más tensión, a más duro "estiramiento". En definitiva, en un objeto, en una herramienta que se trabaja y "condimenta" para que adquiera la forma y la resistencia adecuadas para alcanzar el objetivo más puntualmente material.

Lejos de mi intención exculpar a los deportistas que se dopan; quien lo hace lo hace queriendo, o por acudir tristemente a la ironía, "a conciencia". Confieso que también me conmueven, que me despiertan una forma de civil compasión esos cuerpos herramienta, redimensionados sin cesar o perpetuamente insatisfechos de sí; exiliados del placer de la gratuidad, del correr o lo que sea, porque sí, por la frescura, la inocencia del aire en la cara.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_