El tren llega 18 años después que a Sevilla

Los políticos no se han cansado de repetir que la línea de alta velocidad entre Madrid y Valencia -que en 2012 se extenderá hasta Alicante y en 2014 hasta Castellón y Murcia- será una de las más rentables. Sin embargo, llega 18 años después de que entrase en servicio la primera línea de alta velocidad, la que une Madrid y Sevilla.

Gracias a la Exposición Universal de 1992, Sevilla consiguió estrenar la alta velocidad en España. De algún modo, el Gobierno de Felipe González se vio abocado a construir una segunda hasta Barcelona. En este contexto, la conexión de la capital con la Comunidad Valenciana se quedó a la cola de las prioridades.

El entonces ministro de Obras Públicas, José Borrell, pintó por primera vez la línea de alta velocidad con Valencia en el Plan Director de Infraestructuras del Estado en 1994, aunque sin dotación presupuestaria. Eran los últimos años del Gobierno de González y las relaciones entre Borrell y el presidente valenciano, el socialista Joan Lerma, estaban envenenadas por el entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono.

En 1995, los socialistas pierden las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana y el popular Eduardo Zaplana accede a la presidencia de la Generalitat. Después de varios tira y afloja con Bono y con el respaldo del entonces presidente madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, tratan de cerrar un trazado del AVE que atravesaba estas tres comunidades autónomas. Corría el año 1999. Sin embargo, el trazado definitivo no llegó hasta 2001, con el denominado Pacto de Murcia. Fue el año en el que el Gobierno presidido por José María Aznar decidió dar prioridad al trasvase del Ebro en detrimento del AVE.

El Ministerio de Fomento de Francisco Álvarez Cascos fue haciendo los estudios, pero lo cierto es que en 2004, en que perdió el PP, solo había una traviesa colocada en la línea y unos 200 millones de euros invertidos.