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Kosovo 'engordó' a presos serbios para traficar con sus riñones

Un informe del Consejo de Europa desvela el espeluznante modo de operar de la red de venta de órganos organizada a finales de los años noventa

Antonio Jiménez Barca

A algunos prisioneros serbios, los soldados kosovares del UCK (Ejército de Liberación de Kosovo, en sus siglas albanesas) los retenían en granjas, en fábricas vacías de Kosovo o de Albania, en casas apartadas; les trataban medianamente bien: les dejaban dormir, les daban de comer y les permitían descansar. Después, cuando los médicos de las clínicas estaban preparados y la venta apalabrada, los soldados trasladaban a los prisioneros al centro de Albania y les pegaban un tiro en la cabeza. Luego, sus cadáveres eran despojados de los riñones y éstos vendidos al extranjero.

Esta es una parte del espeluznante informe llevado a cabo por el ex magistrado suizo y actual parlamentario del Consejo de Europa Dick Marty, y que fue presentado ayer en París. El texto relata el horror vivido en esta tierra balcánica a finales de los años noventa, en medio de la guerra entre serbios y albanokosovares, el caos y las bandas mafiosas reorganizadas como grupos militares unidos por clanes. El informe implica a uno de los cabecillas del UCK, Hashim Thaci, reelegido el domingo primer ministro de Kosovo. A juicio de Marty, Thaci era uno de los dirigentes del denominado Grupo de Drenica, bautizado así por el valle en el que se asentaba, que participó en este tráfico de órganos. "Thaci era considerado por los informes de los servicios secretos de varios países como el más peligroso de los padrinos del hampa", relata el escrito.

El documento implica al primer ministro kosovar, Hashim Thaci
La justicia serbia eleva a 500 la cifra de prisioneros 'ejecutados'

El ex magistrado suizo no especifica cuántos asesinatos se produjeron para comerciar con riñones (la justicia serbia los eleva a 500). En una conferencia de prensa, Marty se disculpó asegurando que él, junto a dos ayudantes, ha elaborado un informe a petición del Consejo de Europa, no una investigación judicial, y que él no señala culpables ni inocentes, sino que muestra el camino por el que, a su juicio, deben investigar instancias judiciales.

Durante su estancia en Kosovo, Marty se entrevistó con docenas de testigos: soldados, víctimas de actos violentos, familiares de desaparecidos o de muertos, representantes de instituciones judiciales internacionales, fiscales kosovares, policías, miembros de la Cruz Roja, etcétera. "En muchos de ellos vi miedo en los ojos", explicaba ayer. En el informe, los testimonios son anónimos para garantizar la seguridad. "En el fondo, esta es una de las cosas que mucha gente sabe allí, pero nadie cuenta", asegura Marty. También la propia estructura de Kosovo y de Albania, imbricada en torno a clanes, dificultaba la investigación: "Muchos mafiosos prefieren pasar decenas de años en la cárcel por obstaculizar a la justicia que denunciar a un miembro de su clan", explica el informe.

El escrito cuenta cómo trasladaban a los prisioneros de un sitio a otro en coches sin matrícula, en medio de un país sumido en el caos, con la policía serbia en retirada y las fuerzas internacionales sin aparecer todavía, librado a la suerte de estos clanes mafiosos reconvertidos en unidades del Ejército de Liberación. También reseña una siniestra "casa amarilla", en la localidad kosovar de Rripe, propiedad de una tal familia K., escenario de asesinatos, destino final de muchos de los prisioneros. Según varios testimonios, muchos de los prisioneros sabían que iban a morir asesinados y que sus órganos iban a ser vendidos posteriormente. Mientras les trasladaban de su cárcel improvisada, "habrían implorado a sus carceleros que evitaran que los cortaran en pedazos". Tal vez lo supieran el día en que un médico les hacía un análisis de sangre a fin de llevar a cabo un obligatorio "test de compatibilidad inmunológica".

Marty denunció la impunidad de la que han gozado los autores de todas estas prácticas, producto de la ley del silencio que impera en Kosovo y de la poca voluntad política internacional para que se juzgue a los culpables, ya que, a su juicio, las grandes potencias conocían la existencia de estas atrocidades. Kosovo, independiente desde 2008, asegura que las acusaciones son completamente infundadas. El propio Thaci calificó ayer de "mentiras" las acusaciones, tildando el informe de "acción para dañar la imagen de Kosovo". Estados Unidos, por su parte, reclama pruebas. Marty respondió: "Las pruebas están ahí: solo hay que ir a buscarlas. Pero por nuestra parte, hemos cumplido, sacando a la luz unos hechos". El informe fue aprobado ayer en comisión parlamentaria por el Consejo de Europa.

El primer ministro de Kosovo, Hashim Thaci, abandona ayer una rueda de prensa en Pristina.
El primer ministro de Kosovo, Hashim Thaci, abandona ayer una rueda de prensa en Pristina.REUTERS

'La Serpiente' de la guerrilla kosovar

- Nacido en 1968 en la región de Drenica, en el corazón de Kosovo, Hashim Thaci empezó a luchar para la causa albanokosovar ya en su adolescencia.

- En la segunda mitad de los años noventa, Thaci escala posiciones en la cúpula del activismo albanokosovar y se afirma como figura de referencia en el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK).

- En 1997 el UCK lanza una guerrilla para obtener la secesión de Kosovo de Serbia. El desencanto de la población albanokosovar por la política de resistencia pasiva llevada a cabo hasta entonces granjea a la ofensiva un amplio respaldo popular. Thaci es una de las figuras más prominentes del UCK. Su nombre de batalla es La Serpiente, por su habilidad en escapar de las redadas de las fuerzas policiales serbias.

- En 1999, Thaci participa en la Conferencia de Rambouillet, liderando la delegación albanokosovar. La conferencia termina sin que se halle un acuerdo con Serbia, y la OTAN empezará semanas después los bombardeos.

- Terminada la guerra, Thaci constituye el Partido Democrático de Kosovo (PDK), la principal formación política surgida del UCK.

- Con Thaci como primer ministro, Kosovo declara la independencia de Serbia en 2008. Hashim Thaci logró un nuevo mandato en las elecciones celebradas el pasado domingo, al hacerse con algo más del 33% de los votos.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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