Raúl Castro propuso a Clinton un 'teléfono rojo' con La Habana
La diplomacia estadounidense desestimó la iniciativa
Cuba propuso a Estados Unidos la creación de "un canal secreto de comunicaciones" para facilitar a los gobernantes de ambos países la directa negociación de los asuntos más delicados en las relaciones bilaterales, caracterizadas por el enfrentamiento desde el triunfo de la revolución de Fidel Castro, en enero de 1959. La propuesta fue comunicada por Raúl Castro a Miguel Ángel Moratinos, entonces ministro de Asuntos Exteriores, durante su visita a Cuba en octubre del 2009, según recoge un cable de la Secretaría de Estado. Moratinos informó de la propuesta a Hillary Clinton. La respuesta norteamericana fue que Cuba debía aprovechar los canales existentes para avanzar en los temas pendientes, entre ellos el levantamiento de las restricciones "a los viajes de las respectivas Secciones de Intereses", donde todavía se está "a la espera de una acción concreta del Gobierno cubano".
Moratinos sugirió a Castro que Obama y Zapatero discutieran la propuesta
Sería la única vía para dar "pasos de envergadura", dice el embajador español
Durante el viaje del titular de Exteriores español, "Raúl Castro confesó a Moratinos su deseo de establecer un canal secreto entre la Casa Blanca (y el Palacio de la Revolución de La Habana), y Moratinos sugirió que los presidentes Barack Obama y José Luis Rodríguez Zapatero podrían discutir los detalles de ese canal durante su próxima reunión", explica el informe, fechado el 18 de diciembre del 2009. "A la vez que entendía las dificultades internas de EE UU, Moratinos creyó el comentario de Castro de que la liberación de los cinco espías cubanos [encarcelados en EE UU] permitiría a Cuba a liberar a todos sus presos políticos".
Las relaciones diplomáticas entre los dos países se desarrollan mediante oficinas de Intereses en La Habana y Washington, oficialmente parte de las embajadas de Suiza en esas dos capitales. Las negociaciones entre los dos países sobre asuntos de mutuo interés han sido numerosas y frecuentemente fallidas. Con anterioridad al cable de la Secretaría de Estado sobre la idea de establecer un teléfono rojo, la legación norteamericana en La Habana fue informada al respecto por el entonces embajador de España, Manuel Cacho, en una reunión con el consejero político norteamericano. Ese canal secreto de punto a punto, sin intermediarios, sería la única vía autorizada por el Gobierno cubano "para efectuar pasos de envergadura hacia la conciliación con EE UU". El cable precisa en una nota que "Cacho no estuvo en el encuentro entre Moratinos y Raúl". La conciliación entre Cuba y Estados Unidos parece difícil más allá de acuerdos puntuales sobre temas migratorios, narcotráfico, viajes, intercambios humanitarios, vigilancia marítima o persecución de delincuentes internacionales.
La Sección de Intereses subraya en su informe al Departamento de Estado que, a pesar de las diferencias con España, considera valioso coordinar con el Gobierno de Madrid temas de derechos humanos, pues España encabeza un importante bloque dentro de la Unión Europea. Este bloque favorece las relaciones con el Gobierno de Cuba a toda costa. España, sin embargo, "planteará, privadamente ante el Gobierno de Cuba, temas de derechos humanos cuando se le pida que lo haga" No obstante, Estados Unidos critica que España quiera representar a toda la Unión Europea en su política hacia Cuba y esté "atenta a reinterpretar" en su favor las declaraciones de altos funcionarios comunitarios cuando no se ajustan a su criterio.
El embajador español mantuvo otra reunión con un funcionario de la misión norteamericana, que le preguntó por las operaciones de las empresas españolas que comercian con Cuba. Cacho dijo que las empresas españolas han aprendido a navegar "por las peculiaridades del sistema político y económico cubano y están generalmente satisfechas con sus operaciones. En palabras [del embajador español], su conocimiento de la idiosincrasia cubana le da ventajas sobre sus competidores".
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