China y otros 18 países boicotean la ceremonia del Nobel de la Paz
Pekín presiona para que se ignore el galardón al disidente encarcelado Liu Xiaobo
Las fuertes presiones han funcionado, pero mucho menos de lo que hubiera deseado Pekín. El comité del Premio Nobel de la Paz aseguró ayer que China y otros 18 países han declinado asistir a la ceremonia de entrega del galardón, concedido al disidente chino encarcelado Liu Xiaobo, de 54 años, que tendrá lugar el viernes próximo en Oslo. Los países que han rechazado participar "por diferentes razones" son China, Rusia, Cuba, Venezuela, Colombia, Marruecos, Egipto, Túnez, Sudán, Serbia, Filipinas, Irak, Irán, Vietnam, Pakistán, Afganistán, Kazajistán, Arabia Saudí y Ucrania.
Con anterioridad, los organizadores afirmaron que el Gobierno chino ha llevado a cabo una campaña sin precedentes para mantener alejados a los representantes diplomáticos de la gala en honor de Liu, quien se encuentra cumpliendo una pena de prisión de 11 años por haber liderado la redacción de la Carta 08, un manifiesto que pide profundas reformas democráticas. Pekín ha enviado cartas a ministerios de Exteriores y embajadas para que no acudan, y ha amenazado con "consecuencias" para aquellos que apoyen al disidente.
Las autoridades tratan de evitar que alguien cercano a Liu recoja el premio
Pekín culpa al comité de Oslo de orquestar "un alboroto antichino"
El comité de Oslo afirmó que 44 embajadas han confirmado que participarán en la ceremonia y dos -Argelia y Sri Lanka- no han contestado. El organismo, que solo cursa invitación a los países con representación en Noruega, señaló en su comunicado que en 2008, cuando Martti Ahtisaari, antiguo presidente finlandés y enviado especial de Naciones Unidas, recibió el Nobel de la Paz, 10 países no asistieron. No dijo nada sobre el premio de 2009 al presidente estadounidense, Barack Obama.
Pekín ha reaccionado con ira a la concesión del galardón a Liu Xiaobo, a quien califica de "criminal" y "separatista", y ha tachado la elección de "obscenidad contra el Premio de la Paz", "violación de la soberanía judicial china" y "muestra arrogante de ideología occidental". En cuanto fue anunciado, el pasado 8 de octubre, las autoridades pusieron a la esposa del escritor, Liu Xia, bajo arresto domiciliario. Desde entonces han sometido también a estrecha vigilancia a los familiares y abogados del laureado y a muchos disidentes.
Las autoridades han desplegado un amplio dispositivo para evitar que alguien cercano al disidente preso pueda acudir a Oslo a recoger el premio en su nombre o a participar en el acto. En las últimas semanas, la policía ha impedido a parientes, abogados y algunos activistas viajar al extranjero.
Mo Shaoping, cuyo bufete representa a Liu Xiaobo, dijo el mes pasado que la policía le imposibilitó en el aeropuerto de Pekín tomar el avión en el que tenía previsto viajar a Londres para participar en una conferencia de abogados.
Ai Weiwei, uno de los artistas chinos más prominentes, aseguró el viernes pasado que la policía no le dejó el día anterior viajar a Corea del Sur, donde iba a asistir a la bienal de arte de Gwangju. Dos agentes de fronteras le impidieron subir al avión 30 minutos antes del despegue. Ai afirmó que le mostraron una nota escrita a mano del Departamento de Seguridad Pública de Pekín, pero se negaron a entregársela. Según contó, el papel decía que su salida al extranjero podía "poner en peligro la seguridad del Estado". El artista cree que la decisión está relacionada con la ceremonia del Nobel, a la que, según dijo, no tenía previsto ir. Mao Yushi, un importante economista que firmó la Carta 08, fue bloqueado cuando iba a viajar a Singapur, con el mismo argumento.
Zhang Heci, un australiano de origen chino, amigo de Liu, asegura que la policía le detuvo 24 horas en el aeropuerto de Shanghái y le obligó a regresar a Australia, para intentar impedir que asistiera a la gala del Nobel. Zhang se dirigía a Noruega, vía China.
Las restricciones a los disidentes y las afirmaciones oficiales en contra de Liu Xiaobo parecen tener un doble objetivo: minimizar el alcance internacional de las potenciales declaraciones de los simpatizantes del galardonado que acudan a Oslo y reducir la repercusión de estas sobre la población china.
El Gobierno subió ayer el tono de las críticas al galardón. Jiang Yu, portavoz de Exteriores, dijo que quienes apoyan a Liu son unos "payasos" que se oponen al desarrollo de China e intentan interferir en los sistemas político y legal del país. "Me gustaría decirles a los [miembros] del comité del Nobel que están orquestando un alboroto antichino. No cambiaremos por la interferencia de unos pocos payasos".
La designación de Liu Xiaobo, un incansable luchador por los derechos humanos y la democracia, ha recibido el apoyo de numerosos premios Nobel y figuras políticas. El ex presidente checo Václav Havel y Desmond Tutu, Nobel de la Paz en 1984, volvieron a pedir el domingo pasado su liberación en un artículo en el dominical británico The Observer. "El apoyo de China a regímenes abusivos y la fuerza brutal con que aplasta la disidencia dentro de sus propias fronteras demuestra que hace falta una reforma sustancial si China quiere ser vista como un verdadero líder entre la comunidad internacional", escribieron.
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