La huelga provoca la cancelación de más de 4.300 vuelos en dos días
Unos 14.000 alemanes quedan atrapados e Italia suspende 60 operaciones
La huelga salvaje y encubierta de los controladores aéreos durante casi 22 horas provocó la cancelación, entre el viernes y sábado, de 4.309 vuelos. Si se calcula una media de 150 pasajeros por avión, 646.000 pasajeros españoles y extranjeros se quedaron en tierra contra su voluntad. Durante dos días, no se pudo entrar ni salir de España por vía aérea. Ayer, y a pesar de que los controladores volvieron a sus puestos a las 15.30, se suspendieron 2.609 vuelos. El viernes, 1.700.
Con el cierre del espacio aéreo, los aviones que se dirigían hacia España tuvieron que ser desviados a aeródromos extranjeros. Por la mañana, Eurocontrol (entidad que dirige el tráfico áereo europeo) informó de que, ante esta situación, Argelia había aceptado que se cruzase su espacio sin "permiso diplomático" previo, solo se exigía el envío del plan de vuelo. Las operaciones hacia y desde Portugal fueron desviadas por las rutas trasatlánticas para rodear el clausurado espacio español. No obstante Eurocontrol advertía de la necesidad de cargar suficiente combustible por dos razones: una, porque el gran rodeo implicaba aproximadamente un 20% más de consumo y por la obligación de volar a menor altura de la habitual. Los aviones se elevaban unos 28.000 pies de altura, en vez de a 38.000, para no interferir con otros tráficos, lo que añade otro 10% de consumo de queroseno.
Argelia redobló esfuerzos para evitar el colapso en el sur de Europa
Ante el caos, las compañías aéreas Iberia, Air Europa, Spanair y Ryanair decidieron cancelar, a media mañana, todas las operaciones previstas, mientras AENA -el organismo público que gestiona los aeropuertos españoles- recomendaba que los pasajeros contactasen directamente con sus aerolíneas.
El Ministerio de Fomento calcula que se tardará entre 24 y 48 horas en volver a la normalidad. Las causas son claras: el sistema que regula las operaciones tiene dos patas: Eurocontrol, que concede los permisos de vuelo para los aviones (slots), y las compañías. El primero tiene que volver a adjudicar todas las autorizaciones perdidas, mientras que las segundas deben recolocar a cientos de miles de pasajeros en el menor tiempo posible.
Con la vuelta de los controladores a sus puestos de trabajo, el sistema aéreo español fue recuperando, a lo largo de la tarde de ayer, la normalidad. Los primeros aeropuertos que se pusieron en marcha fueron, por este orden, Madrid, Gran Canaria, Málaga, Melilla, Pamplona y Granada. El primer vuelo que partió ayer de Barajas fue un carguero de la compañía DCS con destino a Barcelona. Lo hizo sobre las 16.40. Posteriormente, el primero de pasajeros fue el UX 0740 de Air Europa, que salió a la 17.40 horas del aeropuerto madrileño con destino a Tenerife Sur.
Aunque Barajas tiene una capacidad de aterrizajes y despegues de 98 movimientos a la hora, el número de operaciones solo se puede incrementar lentamente, por lo que el aeropuerto tardó varias horas en conseguir su plena capacidad. En cuanto a los aterrizajes, fueron los vuelos transoceánicos y de largo recorrido, que en principio iban a ser desviados a Lisboa, los primeros en tomar tierra, después de que lo autorizara el responsable militar que se ha hecho cargo del Centro de Control de Torrejón (punto neurálgico del sistema aéreo nacional).
La correcta conexión entre las distintos espacios aéreos europeos y mundiales es fundamental para que no se produzcan retrasos. Cuando una de las piezas no está operativa -el espacio aéreo español el viernes y el sábado, por ejemplo- todas las aeronaves que tienen previsto pasar por él tienen que desviarse hacia otras zonas adyacentes para poder llegar a su destino. Pero se pierden muchas conexiones (más tiempo de vuelo) y el sistema se hace inestable: los pasajeros quedan atrapados esperando un vuelo que viene con retraso o no llega. En Portugal, por ejemplo, la huelga afectó a más de 50 vuelos con España, ya que todas las conexiones entre ambos países quedaron suspendidas. El caos se adueñó durante unas horas de los aeropuertos de Lisboa y Oporto, donde numerosos pasajeros quedaron en tierra. TAP, línea aérea portuguesa, reanudó poco a poco algunas operaciones por la tarde, a medida que la situación en España iba normalizándose, aunque la mayoría de las que han sido canceladas no se realizarán hasta hoy y mañana, informa Francesc Relea.
En Francia, radios y televisiones dieron ayer gran importancia a la huelga, sobre todo a partir de que el Gobierno declarase el estado de alarma, informa Antonio Jiménez Barca. Air France anuló todas sus conexiones con España, lo que agravó la situación en los aeródromos franceses, que ya arrastraban un 20% de operaciones canceladas a causa de las fuertes nevadas que afectan al país vecino.
En Italia, miles de pasajeros también quedaron bloqueados. Los aeropuertos romanos, Fiumicino y Ciampino, suspendieron sus 32 vuelos programados por Alitalia, Vueling e Iberia. En Fiumicino, eran visibles largas colas de personas que resoplaban entre resignadas y enfadadas, según relata la agencia ANSA, informa Lucia Magi. Prácticamente todos los aviones que tenían que despegar para Madrid, Barcelona, Oporto y Lisboa se quedaron en tierra. Lo mismo pasó en diversos aeropuertos, incluido Venecia, donde operan Iberia y Vueling. En total, 60 vuelos suspendidos.
Desde que comenzó la huelga, unos 14.000 viajeros de vuelos organizados por compañías alemanas se quedaron sin la posibilidad de regresar a su país desde España. Desde Frankfurt, el principal aeropuerto alemán, se suspendieron una quincena de operaciones hasta mediodía. Sumando ambas direcciones, se cancelaron un total de 44 vuelos, informa Juan Gómez.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.