Un resquicio para el trabajo en plena crisis
Miles de personas acuden a la segunda feria de empleo juvenil de Bilbao
La recesión económica azota en forma de paro y los jóvenes se convierten en sus principales víctimas. Sin embargo, no todo es desolación para ellos. Ayer cerró sus puertas en Bilbao la segunda edición de Prestik, la feria de empleo juvenil organizada por la Diputación de Vizcaya y BBK. Supone un resquicio para el trabajo en plena crisis por el que han pasado miles de personas en busca de una oportunidad. Han sido graduados o estudiantes en su última etapa formativa en su gran mayoría, con el sentimiento casi unánime de que "la cosa está mal, pero hay que intentarlo".
Los pasillos de la planta inferior del Palacio Euskalduna se convirtieron en un hervidero de jóvenes durante el lunes y el martes. Nadie quería dejar pasar una ocasión que no se presenta todos los días. Desde la misma entrada, los asistentes se agolpaban para dejar sus currículos en unos buzones habilitados por varias empresas, que no tardaron en colapsarse. Minerva Estela y Leire Izquierdo se mostraban ligeramente desilusionadas ante la falta de ofertas en el área de comunicación. "Todo está muy centrado en la innovación y las nuevas tecnologías", lamentaron, si bien no renunciaron a probar fortuna.
La muestra apostó por el autoempleo, el asesoramiento y la formación
Superado el primer obstáculo, el horizonte se despejaba ante los más de 40 puestos que reunió la feria, algunos pertenecientes a organizaciones empresariales; otros, de firmas punteras del País Vasco. "Venimos a explicar en qué consiste nuestro negocio, el perfil de profesionales que buscamos y a recoger el historial de posibles candidatos", explicaba la técnico de Recursos Humanos de Gamesa, Arritxu Suso, tras informar a varios interesados. Tal fue el éxito de algunos participantes que las colas a su alrededor terminaron por desesperar a varios jóvenes. "La idea es buena, pero la organización es mejorable. Hay tanta gente que apenas te pueden prestar una buena atención", se quejaba Aitor Santisteban, alumno de un centro educativo de Portugalete.
Más allá de fomentar la inserción en el mercado, la feria incentivó también el autoempleo, el asesoramiento laboral y la formación. Conscientes de su difícil salida laboral a corto plazo, numerosos asistentes se decantaron por consultar la oferta de las universidades y otros centros educativos para sopesar la continuidad de sus estudios. Algunos jugaron incluso a dos bandas. "Trabajar, estudiar o las dos cosas a la vez si puede ser", anhelaba Elhadji Mboup, inmigrante senegalés.
El programa de Prestik se completó con una treintena de talleres y conferencias sobre emprendizaje o búsqueda de empleo entre otras materias, a las que asistieron más de 3.200 jóvenes. Los menos afortunados tendrán una nueva oportunidad en la tercera edición.
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