Cuatro años, dos apagones
La política energética del Gobierno catalán se ha visto deslucida en esta legislatura por dos grandes apagones. El de Barcelona, en 2007, dejó a oscuras a 350.000 personas y puso de manifiesto las deficiencias de la red eléctrica de la capital catalana, puesto que el 40% de sus ciudadanos estaban desprotegidos frente a un apagón. En marzo de este año, la historia se repitió en la provincia de Girona, donde se quedaron sin luz casi 460.000 abonados.
El primer apagón obligó al Gobierno a acelerar la ley que había planeado para el suministro eléctrico. Pero a lo largo de su tramitación fue rebajándose. El documento inicial recogía que las eléctricas deben sustituir la red de media tensión para que toda sea de 25 kilovatios en lugar de 11. Al final, podrán hacerlo en 25 años.
El segundo apagón costó abrir una grieta en el tripartito, la de la línea de muy alta tensión (MAT). El PSC consideró que esta infraestructura hubiera paliado el apagón, mientras que sus socios lo rechazaron.
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