Este hotel es una joya
Derby y Bagués-Masriera se unen para abrir un establecimiento en el Raval
Paredes forradas con pan de oro, muebles de ébano, suelo con mármol de Brasil, madera maciza de wengué en los pasillos... Un lujo, vamos, de esos que ya resulta difícil imaginar. En este caso, además, tiene cierta lógica. El hotel Bagués ocupa una antigua joyería de La Rambla, un edificio de finales del siglo XIX del arquitecto Josep Fontseré en el que la histórica marca Bagués-Masriera tenía su sede corporativa y sus talleres. La necesidad de ampliar estos últimos en otra ubicación motivó que Joan Oliveras, consejero delegado de la firma, pensara en transformar el edificio en un establecimiento hotelero. "Pensé enseguida en Jordi Clos, porque solo con él tenía sentido este proyecto que quiere reflejar la trayectoria de la joyería y también incidir en el compromiso de la empresa con la cultura y la ciudad", comentó ayer Oliveras. Para Clos -propietario de la cadena Derby, cuyo emblema es el hotel Claris, donde exhibe su colección de antigüedades egipcias-, este hotel refuerza su apuesta por combinar economía y cultura. "La escenografía más próxima al lujo es la del arte", señala Clos, quien añade que en este caso se han esmerado tanto en el cuidado de los detalles que el coste se ha desorbitado. "No diré cifras porque aún no conozco el coste final, pero es carísimo, el más costoso de los que he construido. No seré yo quien lo amortice, sino nuestros hijos".
En el altillo del hall coctelería se situarán en breve 15 vitrinas con la histórica colección de joyas de Masriera, parte de las cuales se exhiben ahora en la exposición Joyas de artista, en el MNAC. La firma entra así en el negocio hotelero como socia de Derby, que tiene el 55% de la participación.
El hotel, de cinco estrellas, tiene 31 habitaciones, con una decoración inspirada directamente en el estilo Liberty, de Charles Rennie Mackintosch, referente del sobrio modernismo británico. "El hotel tenía que ser modernista, pero el catalán y el francés son demasiado recargados para el espacio limitado que teníamos, por esto optamos por Mackintosch, porque es sobrio y moderno", afirma Clos. "Todo se ha realizado artesanalmente y se ha desechado mucho material buscando la veta o el fragmento necesario". La gran escultura de hierro dorado de la escalera, por ejemplo, la ha realizado in situ César Mota pieza a pieza.
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