La maldición de la viuda
La necrópolis medieval del pueblo tiene 85 tumbas orientadas al sol naciente
![Juan Diego Quesada](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8752eab3-82ee-4f61-b000-50b9602f8c4f.png?auth=ced4d93731686326ef06aa2dc037cc8a872f77c4a75cc0395225f79754f2dd78&width=100&height=100&smart=true)
La maldición de Carmen Carlos, una señora que regenta un bar, ha recorrido Sieteiglesias de punta a punta: "Miré a mi marido y le dije: 'En caso de duda que sea yo la viuda'. Y al final me salí con la mía". Su marido Tomás, al que quería horrores, murió hace ocho o nueve años, no se acuerda muy bien ahora mismo, y por entonces les dijo a sus amigas que ellas iban por su mismo camino. Así ocurrió. Siempre se dijo también que el amor es para toda la vida, que lo que unía Dios en la iglesia de San Pedro Apóstol no lo separaba nadie.
Pero cada vez ha sido más común en este pueblo de 80 habitantes, situado en una zona de dehesas y prados, ver matrimonios rotos (16). Y el número de viudas es de 13, frente a un solo viudo. Los recuentos se han hecho en un corro espontáneo reunido en la cafetería nueva y en la cabeza de Carmen. Los datos coinciden. Se ha corrido la voz por la comarca. "Al ser pequeño esto se entera uno de todo, pero lo elegante es no dar los nombres", tercia tras pasar un rato contando con los dedos. Ella, de toda la vida, ha recibido las cartas de todo el mundo. La cartera las dejaba en su bar y allí tenía que ir la gente del pueblo, de paso, el que quisiera podía tomar un chato de vino.
Se cree que el nombre del pueblo viene dado porque había siete ermitas
"Al ser pequeño se entera uno de todo, pero lo elegante es no dar nombres"
¿Quieren decir el número de divorcios que el amor se acaba con más frecuencia por estos lares? ¿O es que los hay que después de un desengaño se vienen a Sieteiglesias a una especie de retiro y así se engorda la estadística? "No se muda aquí nadie por si acaso", bromea Jorge Martín, el dueño de la cafetería. Hay de todo, pero de lo que más hay es buena gente. Un vecino se preocupa del de al lado, nos atendemos todos como es debido", explica Carmen, muy dicharachera.
Esa unión vecinal se ha fraguado durante décadas en unas ruinas misteriosas donde era habitual que los jóvenes se juntasen para beber, fumar sus primeros cigarrillos o dar esos besos que después se cuentan con gracejo durante el resto de vida. En 2001, sin embargo, se acabó el chollo. Se realizaron unas investigaciones arqueológicas para dar con uno de los testimonios más sobresalientes del doblamiento histórico de la zona: la necrópolis medieval de Sieteiglesias. Se puede pasear por el yacimiento y apreciar 85 tumbas orientadas buscando el sol naciente, como marca la tradición cristiana. Las visitas guiadas se realizan los sábados, domingos y festivos oficiales, mientras que para ir entre semana hay que concertar una cita previa con el Ayuntamiento, compartido con otras dos poblaciones cercanas, Lozoyuela y Navas de Buitrago. La entrada, gratuita para los niños, cuesta un euro a los adultos.
Se excavaron muchas tumbas en el sitio, pero solo se encontraron restos de dos personas. El rito funerario, piensan los expertos, incluía posiblemente el lavado y ungimiento del cadáver, para después ser depositado dentro de un ataúd de madera. Las cerámicas que se encontraron vinculan la suerte de estos moradores con la repoblación cristiana por parte de ganaderos. En lo alto emerge la iglesia. "A todo lo alto me he subido yo", rememora Felipe González, que obviamente incluye el chascarrillo sobre su nombre.
Se cree que el nombre del pueblo viene dado porque hace muchos años había siete ermitas, de lo que se deduce que había mucha gente y muy devota. Su pasado romano es evidente: se sitúa sobre una ramificación norte de la vía romana 25 del itinerario de Antonino, buscando el puerto de Somosierra por Buitrago de Lozoya. Es un gran lugar para andar, como es frecuente en la comarca de la sierra norte. Fresnos centenarios, robles y encinas se van abriendo paso a medida que se recorre el sitio. En la zona de El Espaldar, ladera de la sierra de La Cabrera, dentro del término municipal de Lozoyuela, las guías lo aconsejan como un lugar idóneo para pasear entre pinares y oír correr el agua de manantiales y arroyuelos. A los que les gusten, por aquí proliferan una buena cantidad de hongos y setas de calidad.
Dicho esto, el pueblo es de obligada visita para pasar un buen día; para la noche si se quiere se puede buscar refugio en las coquetas casas rurales de los alrededores. Pese a la maldición de Carmen no hay que dejar de visitar su pequeño negocio, de nombre La Fragua. "Todo el mundo es bienvenido", dice a modo de eslogan. Dejando el pueblo, por la carretera, se ve de paseo a hombres y mujeres solitarios que parece que no van a ningún sitio. Da escalofríos.
![Una imagen de la necrópolis medieval de Sieteiglesias, que ofrece visitas guiadas durante los fines de semana.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7BLL6SRIXHYE3WH7U56VNXIFIQ.jpg?auth=ff6203328ad29b00cfa51a0b09966d08220a8f88b00f1578ecd5c0748480d68b&width=414)
Museo-estanco
- Las líneas de autobús 190, 191, 194, 195 y 196 acercan a los tres núcleos de población (Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias) desde el intercambiador de plaza de Castilla.
- La iglesia de San Pedro Apóstol fue construida sobre un paraje de roca. De líneas sobrias y un plan arquitectónico sencillo, es un buen ejemplo del tipo de parroquias que se ven habitualmene en la sierra madrileña.
- Cerca, en la localidad de Lozoyuela, se puede ver un curioso museo-estanco de objetos antiguos como herramientas, fotografías, juguetes, teléfonos, monedas...
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