La federación de vecinos hará una asamblea para elegir la nueva directiva

La súbita dimisión en bloque de la junta que gobierna la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) la semana pasada -previa destitución de los directores de la revista Carrer, que es la publicación y órgano de expresión de la federación -ha abierto una situación de crisis en la entidad que se quiere cerrar rápidamente. Los seis miembros de la junta gestora nombrados el pasado miércoles -día de la dimisión -se reunieron ayer para convocar una asamblea extraordinaria en diciembre y escoger nuevo presidente y los 11 miembros de la junta. "La federación existe, no se ha disuelto", decía ayer un miembro de la FAVB para restar importancia a una situación desconocida.

La que fue la presidenta hasta el pasado miércoles, Eva Fernández, no presentará su candidatura, apuntaron miembros de la FAVB. El enfrentamiento entre ella y los directores de Carrer -Andreu Naya y Marc Andreu- fue el detonante de la dimisión en bloque de la junta. Para no pocos representantes del movimiento vecinal, sin embargo, existía un trasfondo que tenía más que ver con la forma de dirigir la acción de la FAVB y con la escasa movilización que se promovía en los conflictos vecinales que ha tenido el mandato del alcalde Jordi Hereu. Con la excepción de la polémica del hotel del Palau, que fue promovido precisamente por las entidades vecinales del Casc Antic y otras de Ciutat Vella, el papel de la FAVB en otros conflictos y proyectos de ciudad ha sido discreta.

Así las cosas, la tradición de la FAVB de presentar una candidatura unitaria de presidente de la entidad y el resto de miembros de la junta podría verse alterada. Distintas fuentes señalan que Jordi Giró, vicepresidente de la anterior junta, tiene intención de presentar su candidatura.

Pero no se descarta que otros representantes del centenar largo de entidades que conforman la FAVB opten a presidirla. O bien que pongan sobre la mesa la necesidad de debatir más la elección de la próxima junta. La ausencia de precedentes de una crisis similar desde que se creó la federación -en los años setenta- añade más incertidumbre al atolladero.