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OPINIÓN | Día de la Memoria

Carta a una víctima

Querida víctima.

Desde que ETA diese el pasado 5 de septiembre, el primero de los calculados pasos que vendrán al advertir vía comunicado, de que no "llevará a cabo acciones militares en su campaña por la independencia"; a fin de "poner en marcha un proceso democrático" que lleve a una solución a través de la negociación, no puedo dejar de pensar que hoy más que nunca necesitamos el testimonio de quienes como tú han vivido en carne propia las acciones de quienes firman ese texto.

Hoy más que nunca necesitamos el testimonio de tu sufrimiento para ser conscientes de la gravedad del problema y de nuestros deberes de solidaridad. Necesitamos a gente como tú para saber que lejos de eufemismos, todos estamos amenazados. Para saber que de ti hemos recibido valores fundamentales como la confianza en las posibilidades del Estado de Derecho para combatir a los terroristas con la ley. Como tu renuncia a cualquier tentación de tomarte la justicia por tu mano. Como la dignificación de la solidaridad como un valor compartido o tu apoyo a un consenso no partidista para sumar fuerzas frente a esta lacra. Una lacra por la que un día hace casi 60 años otros vecinos vascos decidieron voluntariamente asesinar a tus familiares, herirte, perseguirte, amenazarte, injuriar a personas como tú.

Pero ya nada es lo mismo. Estamos saliendo del túnel. estamos ganando la batalla
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Ahora dicen que lo hicieron por defender lo que ellos llaman patria, por instaurar un orden socialista y revolucionario que nos ha atado a su totalitarismo y no nos ha traído más que desgracias. A ti como a muchos otros, os rompieron la vida pero tú como otros decidiste recomponerla, sabiendo que un trozo fundamental de la misma lo perdiste para siempre, irreversiblemente. Mataron a tu familiar porque creían que su adoctrinamiento, su sectarismo, su fanatismo y su intolerancia eran más importantes que la vida humana, que la libertad de elección, que la pluralidad de opciones, que la convivencia pacífica entre diferentes sujeta a la ley. Ante tus ojos, en tu día a día cotidiano han creado y extendido entre sus nuevas generaciones una ideología de exaltación del odio, de justificación de la muerte llegando incluso a escenificar un victimismo inexplicable.

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Desde que ETA anunciara hace ahora dos meses un alto el fuego, no puedo dejar de olvidar que la banda ha asesinado a 858 seres humanos, 576 en el País Vasco. La banda ha matado a amas de casa, empleados, funcionarios, jubilados, periodistas, bebés, empresarios, estudiantes ... etc. ETA ha cometido masacres como la de Hipercor el 19 de junio de 1987 con 21 víctimas mortales. Ha dejado las calles de Euskadi sembradas de monumentos o placas con nombres y apellidos a los que rendir homenaje periódicamente. Con los que recordar cómo el asesinato de ciudadanos de a pie se puede convertir en algo banal. En algo cotidiano a lo que muchos dan la espalda.

Pero ya nada es lo mismo. Hoy, querida víctima, estamos saliendo del túnel. Estamos saliendo de esa oscuridad. Estamos ganando la batalla. En tu dolor diario recuerda por ejemplo el arresto de Thierry en Burdeos en mayo de 2008 generando el periodo de mayor inestabilidad en la cúpula de ETA con cinco de sus dirigentes entre rejas. Recuerda la desarticulación de comandos listos para actuar, la detención de más de 60 activistas en 2010 o la incautación de alrededor de 3 mil kilos de material explosivo en Francia, España o Portugal.

El terrorismo, por desgracia, ocupa ahora el espacio de otras amenazas que anteriormente hemos conseguido superar. Y requiere en todos los ámbitos la misma determinación, unidad y constancia para acabar con él, que otros totalitarismos exigieron a generaciones que nos han precedido. Por eso, en pleno debate sobre lo que hará o dejará de hacer ETA, y cuando pase éste, habrá que movilizar conciencias. Las conciencias de quienes cuando te ven miran a otro lado, de quienes cuando pasan a tu lado, se encogen de hombros. En definitiva, movilizar las conciencias de los que cuando se acercan al problema del terrorismo en vez de aproximarse a las víctimas, a gente como tú, simplemente os contabilizan.

En tu memoria, en vuestra memoria, debemos desterrar actitudes totalitarias para que nunca más el hierro ensangrentado esté en manos de ciudadanos vascos. Afortunadamente, hoy podemos decir que tu memoria es nuestra alarma. Que tu memoria es el cuaderno de bitácora que recuerda a los que no lo conocieron, cómo se inicia el camino que conduce al derrumbe moral. Y por eso te debemos dar gracias. Es un reto en el que también debemos fijarnos en estos momentos. Y ante él, la sociedad debe ser capaz de construir una respuesta. Porque en escenarios como el que se abren ahora las víctimas como tú sois imprescindibles. Hace no mucho tiempo pedíais reconocimiento. Hoy, con razón, nos pedís a la sociedad memoria. Y pese a que los partidos todavía son incapaces de ponerse de acuerdo en esta materia, tenéis que saber que lejos del mapa de las siglas, lejos del debate ideológico, parte de nuestra memoria sois vosotros. Siempre que nosotros o nuestras futuras generaciones os vean caminar recordaremos todo el horror que habéis...que hemos pasado.

Andoni Orrantia es periodista

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