Concentración de 'goyas' en Barcelona
La fundación Godia reúne en una exposición 23 pinturas del siglo XVIII
María Josefa Alfonso-Pimentel, duquesa de Osuna, competía en el siglo XVIII con su prima la duquesa de Alba en el mecenazgo del arte. Para decorar el salón de la finca que construyó cerca de Madrid encargó al antiguo pintor de la corte Francisco de Goya siete obras. En una de ellas, el de Fuendetodos pintó la escena de unos bueyes que arrastran un bloque de piedra junto a tres hombres que transportan a un obrero malherido. "Con esta pintura Goya introdujo la pintura social", asegura José Milicua, catedrático de Historia del Arte y comisario de la exposición De Luca Giordano a Goya. Pintura del siglo XVIII en España que puede verse en la fundación Francisco Godia hasta febrero próximo, y que reúne 23 obras "poco vistas" pertenecientes a colecciones privadas con aportaciones del Prado y el museo Thyssen-Bornemisza.
La obra o la conducción de un sillar, que se vendió en subasta en 1882 y tras varias vicisitudes ahora pertenece a la colección del Grupo Planeta, es uno de los cinco goyas concentrados en esta exposición, lo que ya de por sí es algo insólito en Barcelona. "La grandeza del Siglo de Oro ha dejado en segundo término la riqueza y complejidad de la pintura del siglo XVIII, de la que se han organizado pocas exposiciones", añade Milicua. El final del barroco, el rococó, el neoclasicismo y el romanticismo están representados por obras como un magnífico autorretrato psicológico de Anton Rafael Mengs, tres estudios preparatorios de batallas de Luca Giordiano, una obra de Luis Meléndez, "el mejor pintor de bodegones de su siglo", un Pentecostés de Francisco Bayeu, un par de obras de Giambattista y Lorenzo Tiepolo, una mística Apoteosis de Santa Teresa de Corrado Giaquinto y dos óleos de Vicente López, entre ellos el retrato del canónigo Liñán, que cierra la exposición.
Pero el artista mejor representado es Goya. "Cada cuadro tiene su historia, y en ella aparece Milicua", asegura la comisaria adjunta Mercè Obón. Como los dos pequeños óleos que representan los sacrificios a Pan y Vesta y que el especialista atribuyó, a mediados del siglo XX, a un joven Goya ante el escepticismo de otros especialistas que acabaron aceptándolo. Junto a ellos se expone el retrato que hizo Goya de su discípulo Asensio Juliá, al que ahora se le vincula con la autoría de El Coloso, algo que según Milicua "no está nada claro". El último de los goyas es La Dueña de la Casa de Alba, un pequeño óleo en el que dos niños juegan con una sirvienta.
Como anécdota, Milicua explicó que José Manuel Lara, al que asesoraba, acabó comprando La obra por el interés que le despertó el pintor tras ganar Antonio Larreta el Planeta en 1980 con Volaverunt, una historia protagonizada por Goya y Cayetana de Alba.
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