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Los emergentes se convierten en 'Eldorado' para los grandes bancos

Santander y BBVA buscan fuera los ingresos que han perdido en España

Íñigo de Barrón

Los banqueros nacen con un radar especial para buscar los negocios más atractivos. Saben que siempre se cumple el binomio rentabilidad-riesgo, pero ¿qué sería del negocio financiero sin peligros? Los directivos dicen que la piscina de España se está secando (cada vez se gana menos dinero) y buscan otras donde nadar con más profundidad, aunque haya remolinos. Así que han hecho las maletas para ir a territorios lejanos; hay que buscar el nuevo Eldorado en los países emergentes.

Los dos grandes, el Santander y el BBVA, han buscado países similares a lo que era España hace 20 o 30 años para tratar de aprovechar el crecimiento futuro. El primero ha encontrado Polonia, y ha comprado el tercer banco, BZ Bank, por 4.240 millones. BBVA ha invertido la misma cantidad en Turquía, aunque para adquirir el 24,9% del tercer banco, el Garanti. Ambos países tienen rasgos parecidos: Polonia recibirá grandes sumas de fondos europeos y Turquía es la puerta de Asia para Europa.

Turquía, para el BBVA, y Polonia, para el Santander, las últimas apuestas
El crecimiento del PIB y el ahorro acumulado, principales atractivos
La inestabilidad política y económica, principales riesgos
Los dos grandes ya tienen casi el 50% del beneficio en los emergentes

Esta estrategia es una manera de "comprar crecimiento", como se dice en el argot financiero. El mundo desarrollado crece entre el 0% y el 2% del PIB. Los menos avanzados, entre el 5% y el 10% y casi todos, con la excepción de China, sin burbuja inmobiliaria. Otro atractivo de esos países es que tienen grandes reservas de ahorro, lo más buscado en estos momentos. Tienen poblaciones jóvenes y con escasa bancarización. Además, permiten diversificar riesgos geográficamente. Pero la operación exige la delicadeza del cirujano a la hora de elegir el país y la entidad. Los errores se pagan muy caro. Pueden arruinar lo ganado en muchos años anteriores.

BBVA y Santander están volviendo a revivir la aventura de hace 15 años, cuando descubrieron América Latina. Los estadounidenses estaban de retirada porque era una zona sísmica, con demasiadas crisis. BBVA y Santander no se arredraron. Tomaron posiciones y aguantaron las tormentas: el tequilazo en México en 1994 y crisis de las divisas en Argentina y Brasil en 2001, aunque el BBVA plegó velas en el país de Lula da Silva en 2003. Precisamente ahora, Brasil vuelve a estar en su radar.

Mauro Guillén, director en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, cree que la estrategia de las dos entidades es coherente, tanto en el pasado por su entrada en Latinoamérica como por sus operaciones actuales. Guillén confía en que seguirán esa línea. "Queda mucha tela que cortar. Más presencia en China, India, Indonesia, Egipto... España es sólo el 2% del PIB mundial, así que lo lógico sería que tuvieran alrededor del 15% de su negocio en el país de origen, pero no más". Este economista cree que el Santander tiene una ventaja frente al BBVA: "Éste ha perdido muchos buenos ejecutivos, que son útiles para la expansión, mientras que su competidor ha atraído talento".

El Santander ha invertido 41.000 millones de dólares (28.900 millones de euros) en Latinoamérica frente a los casi 15.000 millones de dólares (10.562 millones de euros) del BBVA. Si se suman los dividendos reinvertidos entre los dos grupos, la inversión total asciende a 85.000 millones de dólares (unos 60.000 millones de euros).

En China, el BBVA llegó antes que su competidor: ha destinado 3.300 millones de euros y controla el 15% del grupo Citic. El Santander negocia una alianza con el China Construction Bank.

Hace sólo un par de años hubiera sido impensable que Francisco Luzón, director de América del Santander, dijera que la mitad del beneficio de este banco vendrá de América Latina en 2010. Incluso podían chocar las declaraciones del jueves pasado de Emilio Botín, presidente del grupo, que afirmó que sólo Brasil representa el 25% de los resultados del grupo, tras haber invertido unos 19.500 millones de euros al cambio actual.

Según los datos de septiembre pasado, los dos grandes tienen el 42% del beneficio procedente de países emergentes. El BBVA aclara que si se incluye la parte del negocio mayorista generado en emergentes, el resultado es del 47%. Cuando consoliden la posición en Turquía, subirán al 52%.

La diferencia entre Santander y BBVA es que mientras el primero obtiene el 25% en Brasil, el segundo compensa esa carencia con su hegemonía en México, donde consigue el 27,3% del beneficio, frente al 6% de su competidor.

En las últimas semanas los dos grupos han apuntado la necesidad de ser cada vez menos españoles. No se debe a una falta de patriotismo, sino a que sufren el castigo de la deuda pública en su financiación, que se encarece en paralelo a lo que se eleva la prima de riesgo de España. Bancos escandinavos con peores calificaciones de riesgo obtienen préstamos a tipos inferiores a los que consiguen los españoles.

Botín dice que España solo supone el 17% del resultado, aunque también se ha comentado en el banco que esa cifra puede estar cerca del 24%. Francisco González, presidente del BBVA, anunció que España pasará del 30% del beneficio al 10% solo en cinco años. Los analistas consultados cuestionan esas cifras y las consideran extremadamente bajas, salvo que ambas entidades pierdan cuota de mercado en España, algo que no parecen estar dispuestas a aceptar. Algunos responsables de cajas de ahorros creen que lo que buscan los banqueros es depreciar el negocio minorista español para luego comprar barato y recuperar un 10% de cuota que perdieron con la fusiones Santander-BCH y BBV-Argentaria.

Javier Santiso, profesor de Esade, apoya el acelerón hacia los países emergentes. "Puede ser una bendición de la crisis. Se han dado cuenta de que es vital. No es algo coyuntural, sino estructural. Los bancos siguen el camino de Telefónica, Iberdrola, Repsol, Abengoa o Acciona, que también están en esta línea", comenta. Sin embargo, la euforia no conviene. "En los emergentes hay más riesgos porque son países con malos sistemas educativos, desigual reparto de la riqueza (lo que crea tensiones sociales), con altos niveles de corrupción (como Rusia) y, lo más importante, sujetos a fuertes vaivenes económicos y políticos", apunta Santiso.

¿Qué límites tiene la diversificación? "Lo peligroso es solo español, o estadounidense o solo banco de inversión cuando llega una crisis como ésta. Hay que diversificarse y organizarse para que si un país cae no pueda arrastrar al resto", sentencia un ejecutivo.

Santander: un banco rural en China

En el mercado se echaba en falta la presencia del Santander en China. Pasaba el tiempo y no había nada. Y sin embargo ahora se ha conocido que la entidad presidida por Emilio Botín proyecta expandir su presencia en el gigante asiático de la mano del todopoderoso China Construction Bank (CCB).

Después de someterse a los tediosos y largos periodos de acercamiento exigidos por las autoridades chinas, el Santander y el CCB, segundo mayor prestamista del país, han anunciado que proyectan abrir 100 oficinas bancarias en pueblos chinos en los tres próximos años con una inversión inicial de 3.000 millones de yuanes (unos 300 millones de euros), a lo largo de 2011. Si la experiencia es positiva, fuentes del mercado comentaron que se podía ampliar la inversión, aunque se desconoce su cuantía.

El Santander traspasará a China su experiencia en la gestión del negocio bancario con pequeños clientes, un segmento muy poco atendido por las grandes entidades chinas. El Gobierno considera que este paso es clave para la bancarización de las clases medias y bajas chinas. El vicepresidente y responsable de Estrategia del Santander, Juan Rodríguez Inciarte, declaró, en una reciente visita a China, que el grupo está en el gigante asiático porque sigue a sus clientes. "Sin el mercado chino, no podemos ser uno de los 10 principales bancos del mundo", dijo Rodríguez Inciarte al diario China Daily.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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