Este barrio no está católico
El rechazo a una parroquia revela las carencias de las casas de Astilleros de Cádiz
Hace cuatro años que Pepe, un ilustre vecino, colocó en un árbol del nuevo parque en obras una bolsa de plástico. Quería demostrar que los supuestos trabajos no avanzaban al ritmo deseado. Cuatro años después la bolsa, reconvertida en un viejo plástico quemado por el sol y el viento, sigue ahí. Nadie la ha tocado.
Los vecinos del barrio de Astilleros de Cádiz utilizan este ejemplo para hablar del abandono que sufren. Es la zona habitada más moderna de la ciudad, tiene un gran centro comercial, viviendas recién construidas, muchos de sus residentes disfrutan de hermosas vistas a la bahía gaditana pero sufren la carencia de equipamientos básicos, el aislamiento del transporte público y además la obcecación por algunas infraestructuras que no quieren. El Ayuntamiento, del PP, proyecta una iglesia y los residentes prefieren una pista de pádel o un centro de salud. Una nueva batalla que se suma a las ya libradas por un barrio reivindicativo.
El barrio gaditano más moderno se hizo a lo grande, pero vive aislado
"Nos pusieron las casas y se olvidaron de lo demás", dice la asociación
El Obispado ya ha advertido de que no tiene dinero para acometer obras
La mayoría de los vecinos quiere una guardería, un parque o un colegio
Los primeros vecinos del barrio llegaron en marzo de 2001. Era una de las operaciones urbanísticas más ambiciosas de la ciudad, una de las más sabrosas económicamente puesto que suponía obtener importantes plusvalías de la venta de los terrenos ociosos de la factoría naval para levantar un Corte Inglés y 1.413 viviendas, la mayoría eso sí, de protección oficial y de realojo, pero también algunas de renta libre.
Quedaron algunas parcelas libres, ahora ya ocupadas, por un cuartel de la Guardia Civil, una centro de estudios de artes y, la más pequeña, de 1.800 metros cuadrados, para otros usos. Es en este espacio donde se ha desatado la última polémica. El Ayuntamiento ha reservado un uso religioso y ha ofrecido el terreno al Obispado de Cádiz pero la asociación de vecinos amenaza con acudir a los tribunales. No quieren una parroquia por considerar que no es prioritario ni es lugar idóneo.
El principal argumento en el que se basa el colectivo vecinal es un estudio social realizado en 2004. "Este es nuestro catecismo particular", sostiene sonriente el presidente, Luis Arenal. Se agarra a él para mostrar una encuesta que señalaba que más del 70% de los vecinos consideraba entonces necesario un espacio cultural, una guardería, un parque, una piscina, una playa o un colegio. La iglesia sólo la respaldaba un 27,6%. "Nosotros no nos oponemos a una parroquia, que quede muy claro. No estamos en contra de la Iglesia", sostiene Antonio Alcina, vicepresidente de la asociación. "Nos oponemos a que la coloquen ahí".
En la misma parcela reservada para usos religiosos se ha levantado ya la ansiada guardería y una nueva sede vecinal. "Es poco espacio y preferimos que ahí haya juegos para niños o pistas de pádel", propone el presidente. Otros vecinos sugieren un pequeño centro de salud o una zona de ejercicios para los mayores. Sería una forma de suplir necesidades más urgentes. Y la reclamación llega a tiempo. El Ayuntamiento todavía no ha cedido esos suelos, aunque sí los ha clasificado en el nuevo plan general, que aún ha de aprobar la Junta. El Obispado de Cádiz ya ha advertido que ahora mismo no tiene dinero para acometer esas obras. "Podría ocurrir que viniera otra comunidad religiosa y reclamara ese terreno para hacer una mezquita o un templo de otro tipo", cree Luis Arenal.
La lucha contra este proyecto ha vuelto las miradas hacia este barrio, donde viven unas 5.000 personas. Sus casas son las de más reciente construcción en Cádiz pero hay muchas faltas. Aquí todo se hizo a lo grande pero se olvidaron los pequeños detalles. Los vecinos hacen sus compras de última hora en Hipercor. Tienen la parada de taxis del centro de comercial pero están casi aislados por autobús. Llegar a la playa en una ciudad donde el trayecto más largo es de tres kilómetros les lleva 45 minutos. Hay tres cafeterías, una farmacia, una hamburguesería, dos bares, un restaurante de tapas y dos miniparques infantiles. El desarrollo comercial previsto ha fracasado. Hay muchos locales vacíos y las tiendas de muebles y cocina que abrieron han cerrado. "Pusieron locales de 120 metros cuadrados a 6.000 euros mensuales. Demasiado. Esto se ha venido a menos", comenta Luis Arenal.
La asociación de vecinos confía en la suerte. Juega al gordo de navidad con el 81.413. Las cuatro últimas cifras son el número exacto de viviendas del barrio. Tiene un coro, Aires de Astilleros, y un grupo de teatro, que estrena esta semana la comedia La Pepa. Está señalada por el equipo de gobierno. Los concejales del PP suelen responder a las críticas del colectivo recordando que el presidente es padre de una diputada del PSOE.
La alcaldesa, Teófila Martínez, visitó por última vez el barrio en septiembre. Entonces se reunió con los vecinos y se hizo fotos nadando sin agua en la piscina que se está terminando de construir. La inaugurará a pocos meses de las elecciones. "Este barrio lleva aislado casi 10 años. Nos pusieron las casas pero se olvidaron de lo demás", protesta la asociación.
Ahora empiezan a llegar algunas de las promesas. La piscina es una de ellas. Otra es un parque que lleva esperando una década. El parque con la bolsa que Pepe puso hace cuatro años.
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