Las víctimas de curas pederastas gritan 'Basta' ante el Vaticano
Lombardi, el portavoz papal, dio la cara y fue recibido entre abucheos
Un puñado de piedras en la inmensa escalinata frente a San Pedro. Es la imagen final de la manifestación que reunió ayer en Roma a un grupo de personas que sufrieron violaciones o abusos sexuales a manos de sacerdotes de la Iglesia católica cuando eran niños; fueron unos 150, entre víctimas y familiares. Algunos de ellos dejaron un trozo de piedra en el suelo de mármol de la impresionante escalera, para que su conjunto simbolizara "una gran mancha en el corazón de la cristiandad, con el fin de que el mundo no se olvide de nosotros", según comentó Bernie McDaid, de 54 años, organizador de la protesta y fundador de Survivor's Voice (La Voz de los Supervivientes, en inglés) junto con Gary Bergeron, de 47. Ambos, McDaid y Bergeron, padecieron abusos por parte del mismo sacerdote en la diócesis de Boston, cuando cursaban el sexto curso de la enseñanza primaria.
Un montón de piedras en la escalinata simbolizó la "gran mancha"
Los manifestantes protestaron porque los culpables siguen sin ser castigados
En un momento de la protesta, alrededor de las cinco de la tarde, cuando los concentrados se hallaban a escasos metros de la plaza de San Pedro, el portavoz oficial del papa Benedicto XVI, el jesuita Federico Lombardi, trató de consolar a las víctimas y mostrarles su solidaridad. Sin embargo, un buen número de los concentrados lo rechazó y abucheó al grito de "Vergüenza" y "Basta ya". Federico Lombardi se retiró discretamente, minimizó el incidente e invitó a una delegación de las víctimas a acudir a las dependencias de Radio Vaticana.
Los supervivientes -como se hacen llamar los miembros de esta asociación internacional de víctimas de abusos- avanzaron por las columnas de mármol blanco de uno en uno, en un desfile discreto, paciente, porque el Vaticano no autorizó la manifestación. En silencio para romper el silencio.
McDaid, que fue la primera víctima de abusos recibida por Benedicto XVI durante su viaje a Estados Unidos en 2008, comentó que, a pesar de los cambios prometidos por el Papa, en estos dos años "no ha cambiado nada. Hay que hacer mucho más".
Durante toda la tarde aguardaron frente al Castel Sant'Angelo, el castillo cercano a San Pedro, enfundados en camisetas blancas con el lema "¡Basta ya!" escrito en el pecho. En las manos portaban velas y carteles con distintas inscripciones: "Quitad las manos de los niños", "Iglesia sin abusos" o "Justicia".
Paola Leerschool, portavoz de Survivor's Voice, explicó que el objetivo de la manifestación era doble: "Pedir a la Iglesia que denuncie a los sacerdotes pederastas y a Naciones Unidas que reconozcan este delito como un crimen contra la humanidad".
"Queremos exponer, de nuevo, tantos hechos que han destrozado la vida de jóvenes y que solo ahora han empezado a conocerse", afirmó Marco Lodo Rizzini, de la asociación Provolo, un centro católico para sordos que denunció abusos por parte de curas entre los años cincuenta y ochenta. Desde Verona (norte de Italia) salieron hacia el Vaticano unas 60 personas. Además de los italianos, también se adhirieron grupos de Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Holanda y Australia. Muchos participantes contaron su experiencia. "Durante 50 años pensé que era la única persona en el mundo que había sufrido abusos a manos de un sacerdote católico", dijo a la prensa Sue Cox, de 63 años, originaria de Warwickshire, en Gran Bretaña. "Violada por un sacerdote católico, no abusada, pues lo que hizo fue violarme y eso es diferente. Tardé 50 años en encontrar mi voz, pero lo logré y quiero seguir hablando en nombre de las personas que quizá no sean capaces de expresarse o que no han podido enfrentar el temor, la culpa y la vergüenza que sienten los supervivientes". Muchos recordaron años de adicción a las drogas y el alcohol, desórdenes alimentarios y otros problemas psicológicos y emocionales.
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