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La primera crisis del euro

Zapatero rechaza que la banca pague por las crisis de los países

El presidente español se alinea con las tesis de Trichet

El mecanismo de respuesta a crisis de que se va a dotar la Unión contará probablemente con participación del sector privado, si Alemania y Francia se vuelven a salir con la suya, pero a José Luis Rodríguez Zapatero le parece peligroso hacer pagar a la banca sus errores de cálculo. Mientras la canciller Angela Merkel mantiene que los costes de las crisis no debe caer exclusivamente sobre las espaldas de los ciudadanos, Zapatero se alinea con quienes piden extremar la precaución a la hora de involucrar al sector privado. El presidente del Gobierno secunda las reservas de Jean-Claude Trichet, presidente del BCE.

El objetivo último de los venideros reajustes institucionales pretende evitar la repetición de una crisis como la que ha puesto al euro contra las cuerdas. El reajuste supone crear una estructura equilibrada en el reparto del riesgo en la que la banca cargue con su parte de responsabilidad. Merkel lo dejó claro ayer: "El contribuyente tiene la aspiración legítima de no ser el único que pague por esta crisis y que otros también paguen la factura".

Hay que tener "precaución" a la hora de incorporar al sector privado

"Hay que escuchar atentamente al BCE y a todos los Gobiernos", comentó Zapatero en conferencia de prensa, antes de exponer su criterio: "Nosotros estamos más cerca de los que abogan por mucha precaución y mucha cautela a la hora de incorporar al sector privado. Este mensaje, sin más, tiene mucho riesgo".

La potencial implicación del sector privado en el mecanismo, el papel a jugar en él por el FMI y el establecimiento de estrictas condiciones para el préstamo de fondos a países necesitados son cuestiones pendientes sobre las que trabajarán mano a mano la Comisión y el presidente del Consejo Europeo dentro de un plan de acción que Zapatero ve como la culminación de su vieja idea, expresada en reuniones anteriores del Consejo Europeo y recogidas entonces con escepticismo, de que la Unión avanza hacia "el Gobierno económico común".

España ve con satisfacción el desvanecimiento de las sanciones políticas (privación de derecho de voto) a los países infractores, que Zapatero contempla más como un supuesto teórico que real. "No es probable, más bien es muy difícil, que se establezca salvo circunstancias muy excepcionales". Para él, la razón de ser de todo el entramado para sostener el euro supone, precisamente, evitar "una situación tan drástica como la privación del derecho de voto".

En cuanto a España, Zapatero reconoció que "tenemos que ganar en productividad porque es el único camino para ganar en competitividad". "Intentaremos estar a la altura de las recomendaciones que las instituciones de la UE van a hacer a los diferentes países", añadió.

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