Contra la trata de personas
El 18 de octubre ha sido el Día Europeo Contra la Trata de Personas. Un día para detenerse y pensar que existen, todavía en el siglo XXI, ciudadanos que están cerca de nosotros esclavos de mafias despiadadas. Un día para señalar en el calendario como fecha oscura y triste en la que se recuerda la crueldad que ejerce el hombre hacia el hombre. Son personas que pasan por nuestro lado de forma discreta sin despertar ningún tipo de sospecha con relación a su difícil situación. Son personas que en su mayor parte han caído en manos de gentes sin escrúpulos que las utilizan para ejercer un oficio que maltrata a la mujer como es la prostitución.
En nuestro país, el número de prostitutas ha experimentado un incremento sustancial, el cual se atribuye a la crisis, pero buena parte de ellas son forasteras. Son presumiblemente fruto de las mafias que secuestran y trafican con las mujeres. Nuestra sociedad no está siendo todo lo ágil que se esperaría en cuanto a la lucha contra la esclavitud.
En la actualidad, la permisividad hacia la prostitución contribuye en buena medida a que el mercado de personas sea un comercio en claro ascenso. Incluso existe un nivel de aceptación de la prostitución algo escandaloso.
Existe un debate en la sociedad sobre la regulación del "viejo oficio de la venta del cuerpo", como si se tratase de comerciar con muebles o automóviles. El plantear la legalización de un comercio que atenta contra la mujer es humillar al propio ser humano. Es propio de gentes desorientadas e insensibles al dolor humano.
El 18 de octubre es un día para la reflexión en clave de aportación y lucha contra las injusticias y en favor de la regeneración del ser humano. El 18 de octubre se debe convertir en un homenaje a la mujer rota por una sociedad carente de conciencia.
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