Las empresas ganan estímulos públicos pese al plan de austeridad
Pocas partidas hay en los Presupuestos de 2011 que mejoren su dotación respecto a este año. Con un marchamo de austeridad que carcome las cuentas públicas, las ayudas fiscales a las empresas crecerán el año próximo. Lo harán a un ritmo muy modesto, el 3,4%, pero ese avance contrasta con la política de retirada de estímulos que emprendió el Gobierno a raíz del deterioro de las arcas públicas y del acecho de los mercados, patentes desde hace más de un año.
Las empresas se ahorrarán el año próximo 3.764 millones de euros por beneficios fiscales en el impuesto de sociedades, una cantidad que duplica con creces, por ejemplo, la que el Estado se va a ahorrar por congelar la mayoría de las pensiones. La cifra incluye desde la menor carga fiscal que soportan las pymes al pagar un tipo reducido respecto al de las grandes empresas (25% de sus beneficios frente al 30% general) hasta las deducciones por reinversión de beneficios o por actividades de investigación y desarrollo. Los datos figuran en la memoria de beneficios fiscales de los Presupuestos Generales del Estado, una previsión que realiza el Ejecutivo de los incentivos que empresas y particulares solicitarán en 2011.
Las pymes que conserven el empleo aliviarán su factura fiscal
Las familias perderán incentivos con la desaparición del 'cheque bebé'
El principal motivo de ese incremento obedece a la última gran medida de estímulo fiscal que el Gobierno pondrá en marcha a partir de enero, una exoneración de cinco puntos en el impuesto de sociedades para pymes que conserven o aumenten su nivel de empleo. Estas sociedades pagarán un 20% por sus beneficios, lo que elevará casi un 50% la partida que el Ejecutivo destina a este beneficio fiscal.
También se dispara el capítulo dedicado a compensar a las Sicav, sociedades de inversión que, a cambio de cumplir determinados requisitos de capital y número de partícipes, alivian su factura fiscal tributando un 1% por sus beneficios. Hacienda explica este salto por un error en la previsión de este año, cuando la dádiva fiscal ha resultado muy superior a lo presupuestado. Con la ejecución real en la mano, el ministerio espera una caída a la mitad para el año próximo, algo que puede derivar de una menor actividad prevista para estas empresas al tener vedada desde hace un mes la principal argucia que empleaban para sortear el pago a Hacienda. Se trata de la reducción de capital, un mecanismo que les permitía diferir indefinidamente la tributación.
Más allá del impuesto de sociedades, el presupuesto de deducciones caerá el año próximo un 15% respecto al de este año, hasta alcanzar 40.363 millones de euros. No obstante, el descenso se explica principalmente por el cambio en el sistema de financiación autonómica, que aumenta la participación de las comunidades en los ingresos y, por tanto, también les imputa más beneficios fiscales, lo que impide comparar las cifras.
Pese a todo, la tendencia en el IRPF es opuesta a la de sociedades: los ciudadanos pierden estímulos, en buena medida por la desaparición de los 2.500 euros por nacimiento de hijo, que ahorran al Estado 1.000 millones de euros. También por el fin de la deducción fiscal para nuevas compras de vivienda.
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