Una remontada marca de la casa
Xavi, Iniesta y Puyol dan la victoria al Barcelona ante el Valencia en un partido muy intenso
Al Barça todavía le motivan los retos, partidos de palabras mayores como el de ayer contra el Valencia, por la misma razón que a veces le puede la rutina, se distrae ante rivales como el Hércules o el Mallorca. A decir de los técnicos y futbolistas azulgrana, es un asunto de deseo, no de autocomplacencia o ansiedad. Anoche reaccionó precisamente cuando peor pintaba el encuentro y mejor parecía el Valencia.
Distraído y fuera del partido Messi y desafinado Villa, que no encuentra la portería, el Barcelona firmó una estupenda remontada por el juego de Xavi, el estado de gracia de Iniesta y la garra de Puyol, futbolistas muy conocidos, marca de la casa. No hubo tiempo para el onanismo, sino que los barcelonistas se felicitaron por haber batido al Valencia, un adversario muy exigente.
BARCELONA 2 - VALENCIA 1
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Maxwell; Busquets, Xavi (Mascherano, m. 77), Keita (Abidal, m. 86); Iniesta, Messi y Villa (Pedro, m. 81). No utilizados: Pinto; Adriano, Thiago y Bojan.
Valencia: César; Bruno, David Navarro, Costa, Jordi Alba; Albelda, Fernandes, Banega (Mata, m. 65); Pablo, Soldado (Aduriz, m. 61) y Mathieu (Vicente, m. 82). No utilizados: Moyá; Stankevicius, Tino Costa y Topal.
Goles: 0-1. M. 37. Pablo, desde el área pequeña. 1-1. M. 46. Iniesta tira una pared con Xavi y bate a César. 2-1. M. 62. Xavi centra desde la derecha y Puyol cabecea a la red.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Soldado, Keita, Albelda, César, Aduriz y Valdés.
87.975 espectadores en el Camp Nou.
Tras el descanso, la afición dejó de mirar a la portería de Valdés y se fijó en la de César
El Valencia ejerció de líder autoritario nada más salir al Camp Nou. Y hasta el descanso pareció un rival imposible para el Barça. Equipo muy bien trabajado y rico tácticamente, lo bloqueó y dominó el partido con una suficiencia sobrecogedora para la hinchada azulgrana. Xavi no entraba en juego y el protagonismo quedaba reservado a Puyol y Keita, un buen síntoma para los valencianistas, acostumbrados a marcar diferencias en cancha ajena, siempre ganadores en sus salidas.
La presión de los delanteros de Emery desconectó a los puntas barcelonistas, desubicados y desorientados hasta que Messi dejó la banda para situarse como mediapunta y Villa dio profundidad al equipo desde el flanco izquierdo. Los azulgrana encontraron una salida para alcanzar el campo contrario al mismo tiempo que el Valencia mantenía su fútbol fuerte y ambicioso, de manera que quedó parado un encuentro muy equilibrado e intenso, presa de una enorme tensión psicológica.
Las atenciones defensivas eran tan solventes que casi no se contaron remates hasta la llegada del descanso. Apenas había espacio para tocar, imposible disponer de tiempo para armar la pierna, expectantes los dos equipos con las acciones individuales. Hasta que Banega combinó en el flanco izquierdo con Matthieu y el lateral puso el balón para la llegada de Pablo. El tiro del volante tropezó en Keita y dejó vendido a Valdés. El portero evitó acto seguido que el propio Pablo sellara el triunfo forastero con una intervención de mucho mérito. La agresividad del Valencia y su buen sentido del juego colectivo habían decantado el partido a su favor en el momento de mayor igualdad.
Los detalles jugaban de nuevo en contra del Barça. Los rechaces caían un partido más a pies de sus adversarios, circunstancia que le convertían otra vez en un equipo vulnerable en las áreas, espantado porque cada una de sus concesiones era penalizada y que no daba pie con bola ante el guardameta rival. La sensación era entonces que había perdido tono, nervio y velocidad y que no encontraba soluciones personales. A cambio, no había dudas de que siempre se mantiene fiel a su estilo, tiene la virtud de perseverar en su carta de naturaleza, insistir en las cosas ya sabidas, recurrir a sus conocidos automatismos. No era un problema de juego, sino de voltaje y calidad del adversario. Así quedó probado en la reanudación, nada más regresar al campo, cuando Xavi e Iniesta recuperaron la pelota y desmontaron con el toque y el pase la defensa de cuatro que hasta entonces tan bien había funcionado en el Valencia.
Los volantes azulgrana recuperaron la pelota, que hasta entonces era propiedad exclusiva de Banega, un caudillo en la divisoria, estupendo en el mando del choque, bien secundado por el despliegue de Fernandes. Guardiola repartió de diferente manera a sus jugadores, con Keita e Iniesta de volantes y Villa y Messi de delanteros, y el equipo no solo se estiró mejor y fue más vertical, sino que dejó de sangrar por la banda mal defendida por Alves.
La afición dejó de mirar a la portería de Valdés para fijarse en la de César, majestuoso en sus respuestas a los remates de Villa. El partido giró decididamente a favor del Barça desde que su entrenador corrigió el dibujo y los jugadores recuperaron la confianza con el gol de Iniesta nada más comenzar la segunda parte. La remontada la firmó Puyol, un jabato, con un cabezazo estupendo a centro de Xavi tras un córner. La actuación de César y la poca puntería del Barça mantuvieron al Valencia en el partido hasta el final. Emery, sin embargo, no pudo reconducir la situación y su equipo claudicó después de haberse batido como un excelente líder.
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