El Liverpool consigue escaparse de la quiebra
New England Sports Ventures (NESV), firma estadounidense inversora en empresas deportivas y propietaria de los Red Sox de Boston, equipo de béisbol, se hizo ayer con la propiedad del Liverpool por s 340 millones de euros. La operación se activó tras la sentencia de un juez de la Corte Suprema de Londres, el miércoles, que avaló la reclamación del mayor acreedor del Liverpool, el Royal Bank of Scotland.
El club inglés, adquirido por los empresarios tejanos Tom Hicks y George Gillett por 250 millones en 2007, debe hoy 270 millones al Royal Bank of Scotland y a la Wells Fargo. Ante la quiebra inminente y con el respaldo de la justicia británica, el consejo de administración del Liverpool acordó ayer vender la entidad a NESV.
Hicks y Gillett llegaron al club en plena efervescencia económica, pero a punto de que se iniciara la crisis financiera mundial. Para comprar el Liverpool hicieron lo mismo que habían hecho con los Texas Rangers, otro equipo de béisbol. Se endeudaron, lo cargaron a las cuentas del club y prometieron una inversión histórica, estadio nuevo, jugadores y títulos. La crisis no tardó en llegar, barriendo las esperanzas especulativas. Se sucedieron litigios con el entonces entrenador, Rafa Benítez; con la directiva y con los hinchas. Ayer los seguidores del Liverpool respiraron aliviados. Habían evitado la quiebra y se habían librado del "dúo", como en Reino Unido son conocidos Hicks y Gillett.
Los tejanos avisaron de que no dejarán de sobrevolar Anfield. "Somos víctimas de una megaestafa", dijeron tras la venta y prometieron pleitear para que se les compense por los daños sufridos, que estiman en 1.140 millones.
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