Un futbolista "delicioso"
Thiago demuestra su carácter y talento para dirigir el juego tras madurar en el Barcelona
En el dorso de su antebrazo derecho lleva un tatuaje enorme que reproduce una foto que le hicieron cuando tenía un año: se le ve sentado, lleva pañales y una pelota de fútbol bajo el brazo. "Me lo hice a los 18 años, tras pedir permiso en casa", explica Thiago Alcántara (Bari, 1991), un futbolista tan irreverente que a los 17 años lo primero que hizo en su debut con el primer equipo del Barça, en un partido de Copa Catalunya contra el Girona, fue recriminar a Márquez una decisión. "Tiene casta y talento", aseguró el mexicano. "A la que te descuidas, te tira un caño, no se corta", admite Piqué, que ayer no le vio en el vestuario de los mayores. Thiago, el medio que volvía de liderar a España en el choque de los sub 21 ante Croacia (0-3), el martes, se entrenó con el filial. A fin de cuentas, tiene ficha del B, donde juega con el 4, toda una declaración de principios en el Miniestadi. Hablando de sí mismo, Thiago dice: "Tengo el fútbol en las venas; mi padre me inculcó valores".
"Con el balón es muy dotado, pero ahora también juega sin él", explica Luis Milla
Técnicamente ya era un portento a los seis años, cuando su padre le acercaba los sábados a la ciudad deportiva del Celta, donde jugaba. El hijo mayor de Mazinho, campeón del mundo con Brasil en 1994, se entretenía con un balón y un amigo en un extremo del campo mientras su padre se ejercitaba con el conjunto celeste. Las crónicas de los diarios locales cuentan que, con frecuencia, los aficionados y periodistas le dedicaban más atención a aquel mocoso que al fabuloso equipo que entonces entrenaba Jabo Irureta.
Tácticamente, evoluciona más que correctamente. Ya lo decía Javier Lago, uno de sus entrenadores en el Ureca, cuando tenía 13 años, en un artículo en La Voz de Galicia. Entonces le pedía que hiciera jugar al equipo sin lucirse él solo. Fran Sánchez, el que fue su primer entrenador en las categorías inferiores del Barça -tenía 14 años y acababa de llegar del Nigran, de Pontevedra- aseguró: "En esa época estaba acostumbrado a ser el máximo protagonista cuando tenía la pelota. Poco a poco aprendió a poner su talento a disposición del equipo; eso le ha hecho mejor". Según Luis Milla, el seleccionador de la sub 21, ha mejorado mucho en este sentido: "La experiencia de jugar en Segunda B ayuda. Con el balón es muy dotado técnicamente, pero ahora también juega sin balón. Ve el fútbol sencillo y tiene último pase. Ha ganado en competitividad y experiencia, algo básico para la élite".
"A mí me gusta tener el balón y atacar; recuperarlo y defender me cuesta más", admitía Thiago en 2007. Han pasado tres años y el trabajo con los técnicos ha tenido efecto. Fran lo ve ahora como "un jugador más hecho, que ha aprendido a sacrificarse y luchar más: las dificultades le han hecho más buen jugador". "Thiago es espectacular, apunta muy alto, pero como el resto de sus compañeros debe seguir su proceso", aseguró Luis Enrique cuando Thiago empezó a asomar entre los mayores. Para Pep Guardiola se trata de un futbolista "especial, delicioso".
A los 19 años, Thiago ya ha participado en dos Ligas victoriosas: jugó en Mallorca, el día en que el Barça celebraba el título 2008-09, y el año pasado disputó dos partidos de Liga, uno de Copa del Rey y otro de la Supercopa y marcó su primer gol contra el Racing, tras una pared con Messi. La celebración -corrió hasta el banquillo para abrazarse a Jeffren- le salió cara. "No tiene edad para esas cosas", le soltó Guardiola, medio en broma, medio en serio. Una operación de menisco le tuvo dos meses de baja y le impidió participar más con el primer equipo.
Personaje con carácter, la semana pasada zanjó cualquier duda sobre su selección. Ante la posibilidad de que llegara a jugar con la absoluta brasileña, el jugador dio un paso al frente. Primero, ante la federación -"siempre nos lo dejó muy claro"- y luego públicamente. "Lo tengo claro y no voy a generar dudas a nadie. Esto ya no es la sub 16 o la sub 17, es algo más serio, importante. Hablamos de otro nivel. Y si estoy dispuesto a estar aquí, es que estoy dispuesto a jugar con España", aseguró antes de la eliminatoria contra Croacia. Milla lo celebra: "Es un mediocentro. Un organizador. También apoya a los compañeros en una situación complicada. Además, tiene último pase. Es capaz de soltarse, de llegar sin el balón, de crear superioridades...". Un talento que fluye por sus venas.
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