"He ganado al más grande y con su moto"
A los tres años se subió a una moto minúscula que le había fabricado su padre, Chicho Lorenzo, mecánico de profesión. Con 10 ya había ganado en ocho ocasiones campeonatos de Baleares. Y recién cumplidos los 15, la edad mínima para participar en el Mundial, corrió el GP de Jerez con una de 125cc. Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 4 de mayo de 1987) fue dos veces campeón mundial de la cilindrada intermedia (250cc). Una hazaña que logró en 2006 y 2007, con 19 y 20 años. Al año siguiente protagonizó un aterrizaje explosivo en la categoría reina, en la que empezó a convertirse en el peor compañero para el italiano Valentino Rossi. Aquel 2008 fue rookie del año y cuarto clasificado. En 2009 logró el subcampeonato. Ahora, en su tercer año, ya es el campeón . Es el segundo español en conseguirlo, 11 años después de que lo hiciera Àlex Crivillé.
"He conseguido lo que más deseaba, pero cuando crucé la meta no podía sentir nada"
"La de Jerez fue la victoria más bonita de mi carrera. Desde ahí todo ha ido muy bien"
"Con 15 años veía a Rossi y Biaggi inalcanzables. Me he puesto a su altura"
"Sigo teniendo retos, como mantenerme ante un piloto tan bueno como Valentino"
Pregunta. ¿Qué ha sentido al cruzar la meta ?
Respuesta. Creo que la tensión de la carrera, el cansancio, me han impedido disfrutar. He conseguido lo que más deseaba, pero no podía sentir nada.
P. ¿Había imaginado este momento?
R. Siempre imaginas este momento. Y, cuando llega, no sabes cómo actuar, qué decir. Es lo máximo que podía conseguir. Mi sueño se ha hecho realidad. Y quiero agradecérselo a tanta gente que me faltan las palabras. Soy un chico afortunado. Cuando era pequeño, no era capaz de apreciar la bondad de la gente. Ahora sé valorar a las buenas personas. Y soy afortunado porque la gente de mi entorno siempre se ha preocupado por mí.
P. ¿Echa a alguien de menos?
R. Me habría gustado que mi familia hubiese venido: mi padre, mi madre y mi hermana. Pero la verdad es que, aunque no soy muy supersticioso, no me gusta que venga gente que, normalmente, no lo hace ni que falte nadie. Aquí estoy trabajando. Y nadie se lleva a la familia a la oficina. Vendrán a Cheste, a la última carrera.
P. ¿De quién se ha acordado?
R. Me he acordado de los jefes de equipo que he tenido: de Giampiero Sacchi, de Dani Amatriaín y de Lin Jarvis, que ha sido una pieza clave en mi carrera.
P. Se sabía campeón prácticamente desde Motegi. ¿Cómo gestiona uno los sentimientos, la presión, cuando está a punto de conseguir un éxito así?
R. Intentas no pensar mucho en el campeonato porque, cuando uno piensa en los puntos, siempre piensa en negativo; en que, por favor, no pase nada malo para que no se escape el título, que no me caiga, que no me tiren... Así que me he dedicado a pensar en lo que tenía que hacer próximamente. Si tenía que comer, si pasaba un rato de cachondeo con mi gente... He tratado de no pensar mucho. Y he hecho lo que se suele hacer en Malaisia: un par de cenas con los patrocinadores, visitas a China Town, piscina, partidos de tenis...
P. ¿Ha dormido mal?
R. Sí. He dormido mejor que en Motegi, donde pasé una noche muy mala en la que solo dormí una hora. Aquí he pasado las noches mejor, aunque a veces me ha costado dormir. No sé si ha sido por el campeonato o por el jet lag.
P. Ya no puede tener jet lag después de tantos días.
R. Pues, entonces, será por el campeonato.
P. ¿Cómo definiría su temporada? ¿En qué ha mejorado?
R. He mejorado en el aspecto mental. La lesión en un dedo de la mano derecha fue un momento muy duro psicológicamente. Estaba muy ilusionado, trabajando muy fuerte, entrenándome muchísimo, más que nunca en la pretemporada, y de repente, a pocas semanas de empezar el Mundial, me lo rompí. Pensé que sería un año complicado. Y que tendría que darme con un canto en los dientes si en las primeras carreras podía terminar entre los seis o siete primeros. Pero me recuperé bastante bien. Llegamos a Qatar, quedé segundo y casi gano: una o dos vueltas más y cojo a Valentino. Eso me dio alas para seguir con mucha fuerza. La de Jerez fue la victoria más bonita de mi carrera. A partir de ahí todo fue muy bien. Aunque la caída de Valentino hizo seguramente que consiguiera más triunfos. En estas últimas carreras los demás habían dado un paso y nosotros nos habíamos estancado.
P. ¿Estancado son dos cuartos puestos?
R. Cuando te acostumbras a ganar tantas carreras, si terminas cuarto, no estás contento.
P. Dijo en su día que el campeonato no tendría el mismo valor por la lesión de Rossi. Visto lo visto, ¿ha cambiado de opinión?
R. Es evidente que no tiene el mismo valor porque no se sabe lo que habría pasado en muchas carreras con él en la pista. Pero las carreras son así y las lesiones están a la orden del día en este deporte. En el pasado me tocó a mí un montón de veces. También les ha tocado a Dani Pedrosa y Valentino. Si uno no fuerza y no pierde los nervios, es más difícil tener un accidente. Rossi se cayó en Mugello y, aunque creo que fue una caída rara porque se produjo con el neumático frío, estaba bajo mucha presión por mis victorias.
P. ¿Qué momentos recuerda ahora?
R. Sobre todo, me vuelvo un poco loco por cómo pasa el tiempo, por cómo he evolucionado. Pienso en siete años atrás: era un piloto que empezó en Jerez haciendo el 23º tiempo en 125cc. Cada carrera he ido mejorando. Y, de repente, he ganado el título de MotoGP y seré el líder de una fábrica como Yamaha. Es una evolución increíble. Con 15 años veía a Rossi y Biaggi como pilotos inalcanzables. Y me he puesto a su altura. Es increíble.
P. Se dijo a sí mismo con 20 años que ganar en 250cc no era nada, que todavía tenía que hacer historia en la categoría reina. Ahora el objetivo es...
R. También dije que, si no hubiese conseguido nada en MotoGP, aunque es algo que me hace feliz porque es la leche, ya era superfeliz con los títulos de 250cc. Los objetivos, afortunadamente, son muy complicados: seguir manteniéndome, luchar contra un gigante como es Honda y contra una moto tan competitiva y un piloto tan bueno como talentoso y evolucionador de motos como lo es Valentino. Es un reto tremendo y habrá que estar muy preparado para afrontarlo.
P. Marcos Hirsch, su agente, le ha dicho en más de una ocasión que debía ganar antes de que Rossi se retirara porque ganar significaba ganarle a él.
R. Me lo dijo hace tiempo, antes de que empezara en MotoGP. Marcos me dice estos días que, por muchos campeonatos que gane, ninguno será tan importante como este. Puedo ganar muchos títulos al lado de Rossi, de Stoner o de Pedrosa, pero ganarle al que es, para muchos, el más grande y con su misma moto es increíble.
P. Si el año que viene Spies se pone chulito, ¿ejercerá de número uno como lo hizo Rossi con usted?
R. No lo sé. La verdad es que Rossi y yo compartimos ese carácter ganador y competitivo. Odiamos perder. Pero creo que no actuaría de la misma forma que Rossi actuó conmigo en Motegi.
P. Ahora romperá su estricta dieta. ¿Con qué sueña?
R. Solo puedo decir que no soy un gran aficionado al alcohol. Me cuido bastante y, cuando salgo, solo suelo tomar zumos o Coca-cola. Pero ahora me puedo emborrachar. Y la vamos a liar.
P. ¿Cuál es la mayor preocupación de un chaval de 23 años, campeón del mundo, que ha conocido el éxito y al que no alcanzará la crisis económica?
R. Siempre hay problemas, siempre quedan retos. Si no, la vida sería superaburrida. No tengo novia, no tengo hijos ni una mujer... Y ahora me estoy construyendo una casa que he hecho a mi gusto. Esas son las ilusiones que me quedan fuera de las carreras.
P. Lleva desde los tres años subido a una moto. ¿Sabría dedicarse a otra cosa?
R. ¡Ostras! No lo haría tan bien, seguro. Casi he pasado más tiempo encima de una moto que andando. Para ser bueno en algo tienes que practicar mucho. No es por alardear, pero en la única cosa que mi padre me hizo participar lo he hecho bien. ¡Y no hemos probado nada más! Se me dan muy bien los videojuegos. Igual podría ganarme así la vida.
P. Jorge Lorenzo es...
R. Una persona curiosa y que nunca se da por vencida.
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