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Editorial:Editorial
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Obstáculos en la recuperación

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha descubierto que la recuperación económica mundial está amenazada, como lo estuvo en la Gran Depresión de 1929 y lo ha estado en las sucesivas recesiones o crisis de mayor o menor cuantía ocurridas desde entonces, por desequilibrios económicos graves. Muy en su papel, el FMI se ha puesto serio sobre dos factores de la economía mundial que no funcionan o están a punto de desbaratarse. Llama la atención que la situación de la banca sea una de las disfunciones. Después de billones de euros enterrados en recapitalizar, apoyar o comprar los activos dañados del sistema financiero, resulta que las entidades bancarias siguen sin tener reorganizados sus esquemas de concesión de créditos. El FMI no dice si esta parálisis es cuestión de tiempo, cuestión de asimilar pérdidas y provisiones, o si la contracción de los préstamos responde también a otras coartadas, como, por ejemplo, las incertidumbres (reales o fingidas) acerca de la regulación bancaria y las nuevas tasas que discuten las instituciones internacionales o las dudas sobre la reactivación. El fondo de la cuestión es que si el sistema financiero no funciona, se corre el riesgo de que la recuperación mundial se disuelva en un largo periodo de bajas tasas de crecimiento.

Esta dependencia directa es más precisa e imperativa si cabe en el caso de la economía española, hasta el punto de que la recuperación que invoca el presidente del Gobierno no acudirá en tanto los bancos y las cajas no restablezcan el flujo crediticio. Para empresas y particulares solventes, por supuesto. Por esa razón resulta urgente y prioritario concluir la reforma financiera; reforma que, por cierto, está dando solo sus primeros pasos, de donde cabe deducir que las tasas de crecimiento superiores al 1,5% están muy lejanas. Y así parece haber reconocido al fin La Moncloa, a pesar de que mantenga la ficción de un pronóstico de crecimiento del 1,3% para el año próximo. La reforma laboral no va a crear empleo; solo acompañará a la recuperación cuando esta se produzca suavizando las oscilaciones de precios y salarios. Y el plan de ajuste del gasto tampoco generará más puestos de trabajo; más bien al contrario, aunque, eso sí, garantizará la estabilidad de las finanzas públicas. El empleo vendrá de la demanda y del crédito.

El segundo obstáculo a la recuperación que aprecia el FMI es la peligrosa deriva proteccionista que se está iniciando con la guerra declarada entre divisas. China, en su papel de gran potencia emergente, es el foco del conflicto. A grandes rasgos, podría describirse así: las áreas monetarias más importantes llevan lustros pidiendo a China que revalúe el yuan, y China se niega; los defraudados peticionarios amenazan con imponer tasas y aranceles a las importaciones chinas; Pekín contraataca comprando yenes y euros, con lo cual sube la cotización de las divisas y daña las exportaciones japonesas y europeas; Japón interviene para depreciar el yen... En esta carrera, difícil de detener una vez ha empezado, se conoce el final. Se llama proteccionismo y, según la experiencia de la Gran Depresión, puede retrasar mucho la vuelta al crecimiento mundial. También se conoce el remedio: se llama negociación entre divisas con el FMI como árbitro o coordinador monetario. -

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