Ser o pasar
A un cantante de pop que nunca ha revolucionado nada, el tiempo y sus seguidores solo le piden que siga haciendo buenas canciones. Por el contrario, a alguien que ha roto moldes, o quizá sólo mellado, se le pide que su propuesta mantenga algún sentido que evoque aquello que en su momento la convirtió en significativa. Es la diferencia entre pasar y ser. Massive fueron, y en el concierto de Badalona evidenciaron que a lo máximo a lo que pueden aspirar 20 años más tarde es a pasar con la mayor dignidad posible. Que esto sea mucho o poco ya depende de cada aficionado.
El concierto en sí resultó aseado, aunque las nuevas canciones no tienen historia alguna y son pálidas evocaciones de una idea sobre la que el grupo sigue pivotando. Esa forma de tratar el pálpito jamaicano, oscureciéndolo con la estética, mentalidad, forma y actitud de unos ingleses de Bristol, es lo que sigue dando sentido al grupo, que tiene bastante con ello para ir tirando. Sin apenas variación en su puesta en escena con los consabidos textos -datos demográficos hace años, ironía sobre las celebridades el jueves, quizá la cotización del maíz en Ucrania mañana-, Massive Attack sonaron a banda que fue moderna.
MASSIVE ATTACK
Pabellón Olímpico. Badalona, 7 de octubre.
Con la aparición de varios cantantes en escena para fijar los acentos de cada tema -ora jamaicano, ora delicado, ora negro-, el concierto fue pasando sin que las formas, elemento sustancial en la propuesta del ahora dúo, llamasen la atención. Y es que el tiempo no ha tratado bien a Massive Attack, una banda que pareció llamada a ser algo más que un cantante de pop cuya finalidad solo fuese hacer buenas canciones.
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